Terminar un libro es doloroso, es saber que no vas a volver a ver a esos amigos, lugares y cosas. Es darle la espalda a esa realidad permanentemente y volverla recuerdos, que son tuyos, que viviste pero al tiempo no.
Para las personas que podemos revivir momentos, sensaciones y malestares, acabar un libro es como matar a alguien y tomar cantidades industriales de alcohol para olvidar el muerto. Viene entonces la tristeza, la negación, los sueños que dejan cambiar la historia, las ganas de volver a los momentos, los lugares...
Puedo revivir el malestar del dengue, el guayabo, el miedo por una película, la alegría por un regalo. Puedo saborear las mañanas perfectas y volver a llorar por las que alguna vez me hicieron infeliz. Incluso puedo ponerme en el puesto de otra persona y llorar de alegría por el personaje de un cortometraje que encontró la paz o gritar de miedo por la víctima #3 del asesino en serie...
Se llama empatía. Hay gente más empática que otra, hay gente que debe ver la situación para sentirla, yo puedo simplemente imaginarla... Eso es un problema.
Me golpean las historias tristes porque puedo incluso sentir dolor por lo que cuentan... Puedo sentirme sola, triste, asustada.
Puedo imaginar el miedo de esa mujer de la historia al ver la prueba de embarazo positiva, el pánico al rememorar que el padre es sólo un conocido, la desesperación al escuchar "¿te vas a encartar con un niño viviendo en las condiciones en las que vives?", la soledad, las cuentas, las noches en vela, el temblor en las piernas... ¿Cuántas veces he escuchado esa historia?
Puedo pensar "¿qué clase de monstruo puede decir eso?" "¿Pueden existir personajes tan macabros?" Y entiendo que en una persona existen mil caras, "en toda historia hay un malo con una mejor versión" me gusta pensar. ¿Y si la complejidad de los personajes es tan grande que es difícil dimensionar? ¿Si pasa suficiente tiempo podría cambiar? Después de todo son humanos, como nosotros.
Los escritores se desviven inventando personajes creíbles ¿O sólo plasman historias de personas reales? ¿Alguna vez hemos sido tan repugnantes para merecer ser el malo de un libro?
Y después pedimos perdón - como si el perdón cambiara la historia-, seguimos con nuestra vida, cambiamos de círculos, olvidamos a las personas, tal vez hablemos de ellas de vez en cuando, con burla, con desprecio o con arrepentimiento... ¿Para qué? Esa necesidad de limpiar y cerrar ciclos, eso no borra el dolor, la angustia, las náuseas.
¿Y si un día toca pagar por lo hecho?¿Y si queremos ser buenos, felices y tranquilos?
Todos merecemos una segunda oportunidad, todos hemos mentido, sufrido, llorado. Todos tenemos miedos profundos, cicatrices, razones. Estamos llenos de motivos, remordimientos y pecados... Entonces ¿Quién es el malo de la historia?
¿Y si un monstruo se enamora?
-Lula