domingo, 18 de marzo de 2018

Hay una tormenta.


Hay una tormenta.

Puedo ver las copas de los árboles meciéndose con letargo en el horizonte, como si danzaran ante la inminente caída de un relámpago.
Puedo escuchar el viento cantarme, con una violenta dulzura. Puedo escuchar mis ventanas responderle, reafirmando su fragilidad.
Puedo ver entre el vaivén de las gotas de lluvia.
Puedo sentir el olor de la tierra, que brota como si diera vida a un nuevo respiro, como si pudiese respirar y exhalara.
Puedo escuchar los truenos y ver los relámpagos. Es encantador como iluminan el cielo. Es reconfortante el miedo que producen.
Puedo sentir el frío que arrastran las nubes cuando se deslizan sobre las montañas capitalinas y abrazan los repugnantes edificios donde vivimos.
Puedo verlas, sentirlas, escucharlas, olerlas, saborearlas...
Puedo ver la sucia lluvia de ciudad cayendo sobre mi balcón.

martes, 6 de marzo de 2018

No estaba bien,
Yo nunca estoy bien.
Estabas tú,
Sentado, intrigado, 
Sabiendo escribir. 
Y estaba yo,
De pie, pasmada
Queriendo leer. 
Y por un instante,
Solo por un breve instante,
Fuimos interesantes,
Y estuvo bien. 

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...