De repente se vio rodeado de sus cosas, de su olor, de su rinitis en la mañana, de sus sacos y sus piyamas. En el baño se desbordaban los productos de higiene femenina. En la biblioteca dos nuevos estantes llenos de libros ajenos a él. En el baño un tapiz de arena. En la silla un gato, su gato, de ella, que lo miraba con ojos penetrantes y balanceaba la medalla en su cuello que decía "llama a mi mamá".
Su vida había sido un cómodo ir y venir de romances, desórdenes e independencia. Las relaciones se le daban bien, era un hombre estable, atractivo, inteligente y tranquilo. De vez en cuando los celos se paseaban por el apartamento, pero él los dejaba caer por el balcón. Y ahora, esa noche en particular, rebosante de trabajo y cansancio adicional tenía dos respiraciones más. Dos seres más en la habitación. Ella, bajo las cobijas durmiendo cómodamente con la despreocupación que se pierde con los años, y su gato, luchando un espacio en la cómoda silla azul que por legitimidad había sido primero del felino. Su dueña original era ella, y el felino le llevaba a él un par de meses de ventaja en la vida de ella. Ahora el gato y él luchaban por la custoria de esa poltrona azul rey.

¿Dónde estaban las promesas de diversión pasajera, de sexo de una noche, de olvidar lo que sucede? ¿Dónde quedó su fuerte independencia femenina, su libertad, su esquivo gusto hacia el compromiso? No entendía en qué momento había pasado del jugueteo de la masturbación a la convivencia. De las comidas seguidas de sexo salvaje a las cuentas de mercado ¿Dónde quedaban esas noches deliciosas seguidas de otras noches deliciosas con otra mujer?¿Cuántos placeres le había enseñado la mujer que ahora le pedía noches de cariño?
Ahora no sabía si sentirse extasiado o asustado. Si pedirle que se fuera o comprar más comida para gato. Se encontró a las 2 de la mañana en la silla azul, un martes lluvioso, pidiendole a la luna que se escondía tras las elásticas nubes, que ella se cansara, que se fuera...
Tal vez Sofía sí sería importante en su vida, pero no del modo que ella desearía.
- Belcebú