viernes, 27 de febrero de 2015

Pesadillas

Hay dos momentos importantes en la vida, cuando lo sabes todo por ser niño y cuando lo sabes todo por ser viejo.

Los adultos, seres ignorantes, tratan de manejar el mundo a su antojo, pero los niños y los viejos saben que no es así. 

Los niños tienen sus reglas, sus mundos y sus realidades. Saben que hay que preguntar para saber, que no lo saben todo pero que una vez lo aprendan no va a cambiar, a menos que aprendan algo nuevo. Saben que no hay que saberlo todo para ser feliz, sólo cosas importantes como ¿Dónde están las galletas? o ¿Qué sabor de helado es el mejor? Y ¿Quiénes son tus amigos?  Esa última es dura, pues los amigos cambian, se van con sus papás o entran en otro colegio, aún así, si alguna vez fueron amigos siempre lo serán y si alguna vez peliaron el tiempo los reconciliará. 

Ningún niño nace viejo, por eso es la etapa más pura, pero todos los viejos fueron niños. Después de cierta edad la vida te ha dado paciencia, consejos y golpes. Después de cierta edad conoces las excepciones a la regla, las sonrisas fingidas y al menos 5 de las 6 caras del dado. Y después de cierta edad te das cuenta que la mejor etapa fue la niñez, que los amigos, los dulces y las tardes no vuelven a pasar igual, entonces decides recordar con ternura y utilizar a la vida para entender lo importante y dedicarte a volver a ser feliz. 

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Pero la adultez es ir a ciegas, tropezares y romperse algunos huesos. Sabes suficiente para no poder ser niño pero eres muy ignorante para ser viejo, entonces vas aprendiendo a tumbos. Ser adulto es como estar enfermo, tienes que atravesar por ese mal, es necesario y tienes que intentar no morir. El alma de los niños se hunde en lo más profundo de un mundo adulto y de repente es irreconocible ante sus amigos, sus colegas, sus amores. Si lo pierdes todo, toda esa esencia y esa felicidad, estarás condenado y nunca llegarás a viejo, serás sólo un adulto. 

El problema es que no todas las personas de edad son viejos, algunos son adultos con arrugas, amargura de ignorancias. Están llenos de rencor, absorben la felicidad y la trituran como vidrio molido dejando un bonito brillo que no es suficiente para apaciguar el clamor del alma que necesita una sonrisa, un abrazo o una sorpresa. Llegar a ser un adulto con arrugas es la peor pesadilla de todo niño, de todo ser... Mi peor pesadilla.


-Lu


jueves, 12 de febrero de 2015

Reloj molecular.

Mientras se consumía el cigarrillo todo era claro, todo era naranja, todo era combustión. 

Tal vez quemarse lentamente no es la forma. 

No me da sueño. 

El autocorrector cambia  sueño por duelo. 

No sólo depende de ti, ni de mí, ni de nosotros. 

Todos podemos escribir cuentos, todos tenemos historias. 

No debí comprar un reloj de manecillas, anuncia los segundos. 

No se puede ir en contra del reloj, cada cambio, cada mutación va a generar que algo deje de ser como era, un estado derivado, sólo una corriente. 

Caos. 

Tal vez el secreto es entender que los cambios son aleatorios, estocasticos, sin intención. 

Hace dos años no habría funcionado, hace uno tampoco, el reloj molecular que alguna vez corrió a nuestro favor ahora se torna en nuestra contra, amenaza, sigue. 

No era sólo tú y yo, éramos tú, yo y el tiempo. Nadie tiene un tiempo perfecto, nadie ha vivido muy poco, nadie ha vivido suficiente. 

Eres una montaña rusa, sólo vas dando vueltas, una montaña rusa envuelta en la niebla. Vamos a ciegas, íbamos juntos, pero no éramos. 

Las montañas rusas no son impredecibles, la vida tampoco, la respuesta a todo es que es estocástico. La preciada ciencia lo enseña, pero nosotros lo ignoramos. 

-¿en qué andas?
- escribo
- ¿Se te quitó el sueño?
- Ajá
- ¿estás brava o algo?
- No
- ¿Entonces que tienes?

No puedes verlo. 

Quiero dormir, quiero silencio, quiero la nada. Quiero nunca haber empezado pero también quiero congelar los momentos, para alguien con mi memoria los momentos son visiones borrosas de recuerdos olvidados. 

Quiero quemarme como el cigarrillo. Escuchar la combustión. Quiero estar y no estar. 

Te voy a extrañar, todos te vamos a extrañar. 

Las cosas adentro son oscuras, pero tibias, esa tibieza nos hace conformes, nos hace únicos, nosotros. Quiero tenerla y perderla. 

Tal vez sólo tengo que esperar a que se acabe el cigarrillo, a que se queme, a que vuelva a empezar. 

De la ceniza no nace un fénix y todos tenemos fecha de caducidad.  

- te amo
- te amo

*toma su mano entre la de ella, cierra los ojos y trata de escapar.* 


Lu

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...