domingo, 20 de julio de 2014

M:

No te entiendo, nunca te entendí… Aún ahora creo que no puedo entenderte. Tal vez éramos muy distintos, tal vez nos volvimos distintos para no encajar y sólo tener una bonita historia que contar.Pensábamos distinto y yo siempre te juzgue por eso, ahora entiendo que no debí hacerlo. Nunca quisiste nada malo para mí, y quiero que sepas que yo tampoco. Muchas de las cosas que hice y que ahora hago no tienen sentido, como no confiar en ti... Hiciste todo lo posible porque así fuera y aún así no pude, o tal vez sí… Es importante que lo sepas, al final lo logré, confié en ti, total y ciegamente. El problema (para mí) no fue que me hubieras dicho mentiras sino que hubieras omitido la verdad… Te quería, muchisimo. Aveces aún lo hago, mientras pienso como habría sido todo si me hubieras pedido cambiar.

Accediste a mis reglas con tu estupidez característica (Sí,sí, eres estúpido), tal vez si no lo hubieras hecho no habríamos pasado tan hermosos momentos, pero ahora eso nos está separando. Lenta y dolorosamente voy creando un abismo entre los dos que siento que no puedo cruzar. No quiero morir, no aún… En “El regreso del joven príncipe” mencionaban “Debe ser triste no ser amado… Es peor no poder amar”, no creo que con “amar” se refieran al amor para siempre de las películas de princesas, lo siento más como el hecho de no poder construir algo sólido, no poder confiar, no poder sonreír sin pensar que la otra persona tiene segundas intenciones.

Hoy me pareces más transparente que nunca, hoy me duele diferente. No es un dolor punzante en la mitad de mi cabeza, ni un vacío en el corazón… Es más como una molestia agradable, como mirar a contraluz la persona que quieres, como levantarse con guayabo después de una noche hermosa… Es eso, guayabo, resaca, lo que debemos pagar después de vivir algo memorable.

Espero que tus recuerdos no se me borren. Sé que tengo pésima memoria pero -al menos hoy- siento que dejaste algo en mí que es imposible de borrar, así suene cliché. Tal vez por eso es un cliché, las personas lo sienten y no saben como expresarlo… Es como si el corazón fuera una bolita de tela con algunos alfileres, eso suena menos romántico pero menos cliché y un poco más parecido a la realidad… Tengo un alfiler con tu nombre y lo atesoraré mientras mi memoria lo permita.

Me siento lista para seguir adelante, creo que no tengo tanto miedo como hace unos meses… Me siento lista para dejar que alguien me rompa el corazón y lo debo a ti. Lamento que no seas tú de nuevo (ya lo hiciste y nunca tuve el valor de admitirlo, eras parte de mi insomnio)… Tal vez… Aún no sé quien pueda acercarse lo suficiente para permitírselo, permitírmelo. Espero que para ese momento ya no sienta un poquito de ti cada mañana y cada noche.

Decir que te quise muchisimo ahora suena como una mentira, aún te quiero, sino no estaría lagrimeando. Haces parte de mi vida y voy a recordarte como un ser dulce, inteligente y payaso… No como el patán que eres cuando estás molesto conmigo.

No quiero perder a un gran amigo.

Gracias, desde lo más profundo de mi corazón.

Y hoy -sólo hoy- te digo vuelve… Tal vez más adelante… Tal vez mañana… Tal vez nunca más.

-S.

P.D.: Habría deseado disfrutar más tus cortinas.

viernes, 18 de julio de 2014

Fracasar por lo alto.

La vida no es lo que uní espera, nunca. Los planes que se cumplen siempre tendrán un problema, a corto o largo plazo y los que no salen son el común denominador. 

Cuando Sofía nació sus padres juraron darle el mejor futuro posible, después vino la depresión del 99, así que el mejor futuro de Sofía se convirtió simplemente en un futuro que tuvo que compartir con un recién nacido que redujo el presupuesto del futuro de Sofía y vació las cuentas de sus padres. A cambio de todo el dinero ahora Sofía cuenta con un adolecente que para este momento podría ser su mejor amigo. 

El tiempo pasa y uno no puede simplemente existir y ya, tiene que matarse entre la selva de papeles, cuentas y deudas para comprar comida que otros animales obtienen sólo caminando un poco. "Las reglas del juego no son así, Sofía. Existir tiene un precio que debe poder pagarse". Esos comentarios ya no la afectaban, estaba decidida a volver a ser feliz, al morir Arturo había muerto un pedazo de ella, un pedazo minúsculo que se llenaba con ocio y diversión… Volver a ser feliz, esa había sido su meta, imaginó que podía pagar ese precio y entro a la universidad decidida a encontrar la felicidad. 

Por años estudió con más pasión con la que se puede besar a un hombre o celebrar un gol, por años la felicidad tenía ese sabor de estrés y tinto a las 3 a.m., tenía la felicidad en sus libros, sus apuntes, su cerebro, había atrapado la felicidad. 

Esa metáfora de autosuperación que dice que la felicidad es como una escalera es verdad, se sube con esfuerzo y se camina sobre la felicidad hasta que se acaba el camino y uno se va de culo y tiene que volver a subir. 

Sofía se fue de culo meses antes de graduarse, el plan había llegado a su fin ¿Y ahora qué?. "Debí estudiar una carrera comercial" se ha dicho por los últimos cuatro meses. Ese no era el plan, el camino era ilimitado, el camino de la felicidad no tiene fin. 

A Sofía, como a muchos los jodió la imaginación. Si uno sólo puede ser feliz haciendo lo que le gusta entonces debe aprender a modificar sus gustos. Esto no es un cuento con un final feliz ni una novela donde la mayor preocupación es el amor de tu vida, esto es la vida real, tan cruda y desgarradora como puede imaginarse. Esto es la razón de que los genios se vuelen los sesos y los idiotas se sientan bien. 

Lentamente el mundo real se traga la felicidad y la convierte en necesidad de adquirir objetos, miles de objetos, millones… Y la felicidad se pierde… 

Sofía va a tener que pagar un precio muy alto por creer que la felicidad se encuentra en los libros y no en el dinero, después de todo ¿Qué compra los libros?. A eso se le puede llamar fracaso por lo alto, conoció la felicidad, el fin de la escalera y el fin del camino, se cayó desde lo más alto y se le partió la sonrisa. 

Tal vez si todas las historias terminaran mal, todos estaríamos preparados para comer la mierda que nos ofrece el mundo adulto. 

- Belcebú

domingo, 6 de julio de 2014

Libro Viejo

- Lo siento, no sabía que… 
- Está bien, estoy acostumbrada. 
- Disculpame por ponerte entre la espada y la pared.
- Algún día tenía que pasar.
- Me siento muy mal… 
- Ya no tiene importancia. 


Ser un libro viejo no siempre es fácil… Al principio es maravilloso porque la gente ve historias magnificas, leen el prologo y los primeros capítulos y les encanta. El problema es que avancen en la historia, que la analicen. Muchas personas dicen estar enamoradas de las historias de los libros viejos y los empiezan a cargar en el maletín para leerlos en el bus, en los ratos libres, entre comidas. Tu te enamoras del libro.

Cuando lo lees demasiado, te das cuenta que los libros viejos tienen historias entre lineas, pero esas historias están ocultas a los ojos normales. Entonces te haces amigo del libro, de los personajes, enamoras a la doncella y matas al villano, seduces al libro, lo haces creer, lo obligas a creer, a querer… Ahí es cuando el libro decide contarte las historias entre lineas, detalles no revelados, pensamientos que los personajes no querían que salieran a la luz (recuerda, tu pediste al libro que te dejara entrar a ese centro que no debía ser husmeado por cualquiera), el libro te cuenta historias siniestras de lineas poco definidas y heridas abiertas. Ver el trasfondo del libro es como estar en medio de una guerra, conflictos de intereses, cicatrices, lesiones que aun no sanan… 

Ser un libro viejo es difícil, los lectores esperan encontrar historias de personas fuertes, rudas, duras, capaces de ir en contra de cada corriente y cambiar la dirección del río. Cuando el libro te muestra que sus protagonistas son humanos, lo odias. Lo has leído, has entrado a su centro y no te ha gustado lo que ves, no es lo que prometía el vendedor, no es lo que prometía el título, no es lo que prometían las expectativas... Ya no lo quieres. ¿Qué se hace con un libro que no se quiere?… Se desecha. 

El libro vaga por las mesas del café donde decidiste abandonarlo, pasa de mano en mano hasta que alguien decide leerlo. Lee el prologo, los primeros capítulos, le encanta. Esa persona se ha enamorado del libro y el libro se ha enamorado de él. Pensando que otros libros viejos han encontrado el amor verdadero decide volver a arriesgarse y dibuja con tinta tenue las palabras entre lineas y las historias que no se deben contar… Ese libro merece su suerte, sabe que sus detalles le quitan presencia a su historia, la transforman de imponente a tierna. Ese libro ha cometido un gran error: Creer. 

Y vuelven a dejarlo sobre la mesa de un café, un escaparate, una silla en el parque. Hasta que alguien se enamora de nuevo.

Ser un libro viejo no es fácil, porque no aprende, no se acostumbra a que las personas nuevas no quieren libros viejos. Por suerte para las personas, pueden entrar en el interior del libro, leerlo, manosearlo, estrujarlo hasta que salga cada secreto de sus volubles letras y dejarlo abandonado sólo porque no les gustó lo que el valiente libro se atrevió a confesar. Los libros viejos no soportarán esto por siempre…¿Cuánto puede aguantar un libro viejo?

No sé en que momento nos volvimos libros viejos. 

- Lula  


Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...