miércoles, 13 de agosto de 2014

22:15


Sofía
Es increible como cambian las cosas de rápido ¿no?

Pablo
¿Qué cosa?

Sofía
Todo
Las cosas que a uno le importan
Pablo 
¿Por qué lo dices?

Sofía
Porque estaba leyendo lo que escribo
Yo escribo de cosas que me importan
Pero hay cosas que me importaban el 11 de febrero y hoy ya no
El 11 de febrero escribí: "Mañana no voy a querer creer, pero en dos días tal vez quiera hacerlo, tal vez escuche esta canción y lagrimee, y moquee y me ponga sentimental. Tal vez me tome una, dos, tres, cuatro, diez cervezas pero voy a seguir creyendo y eventualmente me voy a dar cuenta que no hay nada tan poderoso como para no creer… Hasta que pase algo más…"
Acababa de pasar algo triste en mi vida… Pero no sé bien que fue

Pablo
¿Y ya no te parece grave?
Mmmmm

Sofía
No, ni siquiera puedo recordar bien que era

Pablo
¿Qué podrá ser?

Sofía
Es que a finales de enero me pasaron varias cosas
Pero a finales de enero sabía que no iban a importar en un tiempo y ya no las recuerdo

Pablo
Sí, es muy loco como las cosas dejan de importar
Sofía
Es más loco como nos importan tanto…

Pablo
Es cierto
Mira que hoy Carla me dijo "lo pillé el jueves".

Sofía
¿Y te importa?

Pablo
No, ya no

Sofía
Lo siento, fue mi culpa

Pablo
No importa





martes, 12 de agosto de 2014

Los prejuicios de La bestia humana

Sofía tenía la creencia que se podía conocer a una persona por la respuesta a la pregunta "¿cuál es tu libro favorito?"... 

Las personas que responden inmediatamente la pregunta son aquellos que no tienen corazón, o biblioteca... Son personas que han leído poco y amado mucho por razones equivocadas y superficies brillantes. Los que afirman no saber son más sensatos, saben que hay infinitos universos en la mente de los escritores y que, al igual que el amor verdadero, podrían no conocer nunca a su libro favorito, sin embargo tienen opciones. Finalmente están los que no dicen nada, se conforman con un "no sé" pero tienen perfectamente claro sus películas favoritas y probablemente sólo coman palomitas con sal por miedo a probar el caramelo. 

Eran las 8 p.m. Sofía comía con su nuevo descubrimiento una hamburguesa grande con papitas agrandadas. Sofía no suele comer tanto, pero sabía que el viaje iba a ser largo. Se refería consigo misma a él como "su nuevo descubrimiento" porque había roto todos sus paradigmas, había hecho añicos sus reglas y se sentía feliz de conocer a alguien que no encajara en sus prejuicios,él la hacía ser mejor persona. 

Salieron a las  8:30 p.m., Sofía no maneja así que iba apenada porque no podía relevarlo en caso de que él se cansara. La probabilidad de perderse era alta, una carretera destapada, que de vez en cuando desaparece como si un gigante hubiese mordido sus bordes, poco transitada, poco señalizada, un pueblo que no aparece en la señalización. Una neblina tenebrosa se posaba sobre el carro de vez en cuando, pero a él  parecía no importarle, sonreía cada vez que Sofía cantaba estupideces y le decía "tranquila" cada media hora. 

Una noche hermosa, luna llena, estrellas con luz tenue al lado de la esfera blanca gigante que ha hecho soñar a millones... Era un sueño... Un sueño tétrico. 

Uno, dos, tres cigarrillos con sonrisa picara antes de desayunar. Un día soleado, demasiado para no ser incómodo caminar con botas pantaneras y camisa. El camino lleno de piedras y lodo, pájaros cantando y reptiles burlándose de la lentitud de los monstruos de botas de caucho. 

Una, dos, tres mil gotas de agua caían en la quebrada. Sofía, tan ágil en el agua como una roca se negaba a entrar del todo, él con su sonrisa perpetua la llevó hasta la espuma que golpea las piedras con ferocidad infinita. Uno, dos, tres cigarrillos sobre una roca mientras las espaldas se quemaban. 

Mil piquetes de zancudo se acumulaba pero el olor a hierba quemada hacia ameno el rato. La noche no es silenciosa en el campo. Él  bajó un pedacito de estrella, la puso en una barra y la encendió, el efímero placer de las barritas de pólvora que parecen arder por siempre. Las noches mágicas siempre tienen algo de luz. 

Parecía saber el punto exacto donde Sofía explotaba, sabía donde pinchar para volverla una niña de 5 años persiguiendo sueños en las montañas, parecía saber como abrazar y que responder para permitirle a Sofía ser todo lo inmadura posible. Sabía donde oprimir para sacar la felicidad e inocencia, para llenarla de fantasías y mundos irreales llenos de personajes de fábulas… Parecía saber con toda certeza como hacerla explotar y dejarla dormida junto a él.

La luna en un atardecer es irreal, su irrealidad depende del color naranja de las nubes que la rodeen. Las ranas pasan la carretera para saludar a los viajeros que las añoran... O para escapar de ellos. En todo caso son iguales de irreales a la luna rodeada de nubes naranjas. 

La bestia humana... Imposible saberlo, Sofía no podía conocerlo sólo con su respuesta. Contestó sensatamente, lo  pensó con cuidado y respondió "en este momento, La Bestia Humana". Imposible saber si era una interesante decisión, era un libro que Sofía no había leído... Un libro que quería leer, pensar, sentir, besar.

A veces las cosas que no conocemos son irreales. 


- Lu

miércoles, 6 de agosto de 2014

Pap pap

Una fría noche, Terry la tortuga estaba nadando por su hermoso estanque, quejándose de su oscuridad, estaba cansada de verse rodeada de gente que la quería, de no tener emoción, de no saber como es extrañar, sentir miedo, desesperarse… Era una tortuga muy joven y melancólica, soñaba con épocas extrañas e intangibles, estrellas de luz vieja que posiblemente habrían visto nacer a ese estanque. 

Esa fría noche, bañada con luz vieja de nuevas estrellas un ser espantoso adentró sus extremidades en el estanque, no tenía escamas como Terry, era suave y caliente, sin embargo la tortuga melancólica estaba con ánimos de conocer las distintas formas de la muerte y no nadó, se pasmó frente a la gigante y horripilante bestia y sacó la cabeza para observarle mejor. Se erguía como los árboles y los pastos, tal vez necesitara de la luz del sol para guardar su calor, tenía extraños y diversos colores en la piel. Tomó a Terry en la punta de sus delgadas extremidades y la introdujo en una cápsula transparente y suave. Ese día Terry conoció el terror. 

Pasaron varios días donde Terry veía a través de la cápsula cambiar el paisaje, la introdujeron junto con varias criaturas en un objeto gigante que se movía a gran velocidad y ese día Terry conoció el frío de verdad. 

Llegó a un frío lugar gris, lleno de árboles cuadrados con diminutas lucecitas que se agolpaban por todos lados, "El lugar más frío del planeta" pensó. Se avergonzó de si misma al darse cuenta que su corazón estaba lleno de emoción, saltaba como una pequeñísima rana en un caparazón duro, podía escucharlo… Se preguntó si las criaturas podrían escucharlo también. Fue depositada en una cápsula cuadrada de cristal, llena de rocas y agua tibia, era más hermosa que su estanque, iluminada, con piedrecitas de coloresEstaba lejos de ese lugar llamado "casa", estaba feliz. 

Sólo unos días después empezó a extrañar a sus amigos y familia, las Tortugas que se encontraban fuera de la urna sólo la imitaban, pero no hablaban con ella ni eran amables, tal vez querían verla triste, tal vez no les importaba… Darse cuenta de su reflejo fue un proceso doloroso, pasó de la inquietante indiferencia de otros seres a la desesperanzadora realidad de verse sola en una hermosa urna de cristal. Su desolada existencia se tornaba aburrida y su única compañía era la criatura fuera de la urna que paseaba de aquí para allá a horas extrañas, tomando objetos extraños y dirigiendo una cálida pero aterradora mirada de vez en cuando.


Pap pap sonaba tras una roca, pap pap se repetía constantemente. Terry decidió mirar, tal vez encontraría una mini criatura que le enseñara como volver a casa. Escaló varias veces las grandes rocas que se interponían, una y otra vez cayó a las profundidades de la impecable urna de cristal,. Tardó tres días en encontrar la determinación suficiente para escalar las rocas hasta no caer… Y allí, en la esquina de la urna de cristal vio una curiosa piedrita naranja con extraños palitos a su alrededor moviendose:

http://www.naturahoy.com/sites/default/files/styles/large/public/field/image/cangrejo.jpg
- ¿Qué eres?- Preguntó la curiosa y ahora poco melancólica tortuga. 
- Soy un cangrejo, mi nombre es Sebastián. 
- Que nombre tan horrible ¿Quién te lo ha puesto?- 
- Las criaturas, y por lo que sé tu debes ser Terry. 
- ¿Terry? que ridículo, de donde vengo no necesitamos nombres, sólo necesitamos saber quienes somos. 
- ¿Qué eres? - Preguntó Sebastián con timidez. 
- Una tortuga - Afirmo Terry orgullosa. 
- ¿De donde vienes? 
-Eh… No lo sé, estaba en un estanque y las criaturas me trajeron y… ¿Tu de donde vienes?
- Del río. 
- ¿Por qué haces ese ruido tan molesto? 
- Así somos los cangrejos. 
...

Con el tiempo Sebastián y Terry se hicieron amigos, compartir toda una vida en una pequeña urna de cristal no les dejaba muchas opciones. Terry era muy voluntariosa y caprichosa, pero alegraba las tardes del introvertido cangrejo. 

Pasaron 3, 4, 5 horas y la criatura no llegaba a alimentar a Terry… Pasaron 7,8,9 horas y Terry moría de hambre. 

- Comete una de mis patas. 
- ¿Cómo se te ocurre? Te dolerá. 
- No me duele , soy un cangrejo fuerte… Es normal que perdamos las patas a lo largo de nuestra vida. 
- Muchas gracias, pero no acepto sobras de los cangrejos… 
- Pap pap
- Moriré de hambre.
- Te di una solución.
- No… Sería la segunda vez que como una pata tuya. 
- Tendía 4 más, sería como tu. 
- No estoy dispuesta a morir de hambre. 
- La criatura se olvida cada vez más seguido de nosotros. 
- Moriré de hambre.
- No dejaré que ocurra. 
- Necesitas tus cuatro patas. 
- Seré como una tortuga coja, además tengo mis pinzas, puedo usarlas como patas. 
- ...
Pap pap
… 
- La criatura no nos quiere ¿Verdad? 
- ¿Por qué lo dices?
- Nos saca de nuestras casas, nos encierra en una urna y nos deja morir de hambre. 
- Aún tengo patas. 
- Las necesitas. 
- No las necesito, no tengo que moverme mucho. 
- Yo cuidaré de ti, lo prometo.
- Pap pap
- Me siento sola. 
- Jamás me habías hablado. 
- Es porque me siento sola. 
- Tu forjaste tu propia suerte. 
- Tenía hambre. 
- Pudiste esperar.
- No podía esperar más. 
-Te preferiste sobre él. 
- La naturaleza se trata de eso. 
- Entonces estas condenada a estar sola… Él también hacía parte de la naturaleza, te amaba tanto, no luchó. 
- No me amaba. 
- Si pone su bienestar sobre el tuyo, es amor. 
- Eramos muy distintos. 
- Y él hizo todo lo que pudo por hacerte feliz. 
- Criatura… ¿Cuándo vas a devolverme a mi estanque?. 
- Tu estanque ya no existe, los humanos somos como las tortugas y matamos el estanque. Este es tu nuevo hogar.
- A veces escucho el pap pap
- Yo también lo extraño, y a mi nunca me amó.


Era una criatura solitaria la que había adoptado a la tortuga, silenciosa, introvertida y melancólica. Si hubiera conocido a la tortuga en otra vida probablemente habría sido devorada. 

- Lu 

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...