viernes, 27 de marzo de 2015

Son tiempos difíciles para los soñadores.

Alguien me dijo que en algún momento de mi vida aseguré que sólo podía mantener una relación con alguien al que pudiera ver para siempre. Lo había olvidado. Suelo olvidar muchas cosas, olvido el café de la mañana, las pastillas desparasitantes, los informes del trabajo y cargar el celular para que me lo recuerde. Siempre olvido miles de cosas, eso también.

Tal vez por eso llevaba tantos años sin un "novio", no lo veía para siempre.

Una compañera de laboratorio tiene 27 años y 5 de casada, todos dicen que es horrible pensar que a esa edad ya se comprometan a una vida junto a alguien, yo la envidio. A veces la veo con el esposo y se ve más feliz, más feliz aún que cuando encuentra una rana, más aún que cuando tiene resultados increíbles en las investigaciones. En realidad tiene todo lo quiere en la vida, y la felicidad si no se puede alcanzar, se envidia. 

Tal vez es por eso es que si creo en un "para siempre" pero no para mi. Todos mis sueños se estrujan en mi corazón y lo hacen estallar, se estrellan en mis entrañas y se vuelven veneno, sustancia ponsoñoza que carcome. Y me miro al espejo y me veo sin alma. 

No estoy de acuerdo con el modelo de publicaciones en tiempo récord, eso  disminuye la calidad de la investigación y de investigadores. No estoy de acuerdo con favoritismos, ni con la caridad, las cosas se luchan y se ganan. No estoy de acuerdo con el modelo actual de la ciencia, con las papas fritas que saben a caucho ni con dejar ir a alguien que quieres. 

Supongo que los sueños también mutan,  y si cambian a través de los años y las etapas puede que también evolucionen. Obvio al igual que la evolución como concepto biológico, esto no es direcciónal, pero ser personas de hábitos hace que el cambio no direcciónal nos aterre. 

Ahora sólo quiero dejar de existir, tal vez vagar sin rumbo hasta encontrar un nuevo sueño que me consuma. Tal vez volver a la ciencia o no dejarlo ir. 

Hoy soy una persona sin sueños, me siento vacía como una cáscara de huevo, vacía y frágil. Es la sensación más desoladora que he podido experimentar en toda mi vida, pero no le voy a huir, voy a enfrentarla y buscarle solución, porque los huevos se quiebran y no quiero ser un huevo quebrado, recogiendo pedazos de mi misma toda la vida. 

Él tenía razón, son tiempos difíciles para soñadores. 

sábado, 21 de marzo de 2015

Diatomeas

No quiero ser de esa gente que vive en "Puentes como liebres", "El amor y otros demonios", o "Verano pródigo". No quiero ser ese tipo de persona que va a esperar a alguien para siempre, no quiero soñar con esa persona una vez al mes y extrañarlo cada atardecer. No quiero perderme, no quiero ahogarme, no quiero entregarme a la melancolía y dejar que me carcoma viva mientras el mundo sigue girando y la gente indiferente pisa las gotas de lluvia que mirábamos con cariño. 

Somos básicamente la colección de momentos buenos y malos en un envase muy peculiar, como totalmente dependientes de las cicatrices emocionales e historias incompletas, así lo neguemos. 

No quiero extrañarte siempre, no quiero levantarme un día y recordarte y sentir que ese día es basura. No quiero que me duela cuando viajes, no quiero terminar por la distancia... Después de un tiempo decidimos que hacer con nuestras vidas, podemos decidir si quedarnos o irnos para siempre, yo me quedé porque ese día, a esa hora, en ese segundo no tenía otra alternativa, supongo que tu te sientes así, por eso te vas. 

En este día, a esta hora, en este segundo, no puedo irme tras de ti. Tengo que acabar lo que ya empecé y ser una persona adulta, mirar al futuro a la cara y jurarle que no me asusta, aunque me aterre. 

https://41.media.tumblr.com/98235cf5370f84a21847bef552c9d9c7/tumblr_mf36tvgnfL1ry0u4ao1_400.jpg
No quería escribir porque era demasiado real, pero soy peor para hablar... Por un segundo, sólo por un segundo quiero no hacer lo correcto, quiero esperarte, quiero irme detrás tuyo, quiero pedirte que te quedes... Obviamente nada de eso va a pasar porque no vivimos en una película, vivimos en un mundo lleno de posibilidades para los otros, no para nosotros. 

No me molestaría si quisieras quedarte conmigo, si me pidieras algo irreal y fuéramos ese par de ridículos jugando a bobadas, pero tu, que de los dos siempre fuiste el menos sensato, ahora entiendes las leyes de la vida y apuñalas mis irracionalidades. 

Supongo que así tiene que ser. 

No quiero ser de esa gente que vive en "Puentes como liebres", "El amor y otros demonios", o "Verano pródigo"... Quiero ser una diatomea. 



jueves, 12 de marzo de 2015

No teníamos oportunidad y otras frases derrotistas.

Goyo acababa de almorzar. Eran las 5 de la tarde pero sus días eran ambiguos, nunca encontró un camino, a él no le pasó lo que a todos, no encontró una vocación, no creció, no encontró uno de esos motivos que hacen que la gente no quiera desaparecer sin dejar rastro.

Golpearon a la puerta. Se sorprendió, no la había visto en casi un año, lo último que recordaba de ella eran sus angustias pasadas y sus gafas rojas, ahora sus gafas eran negras. 

Había escuchado que tenía novio y había reído, seguro estaba buscando uno o dos orgasmos. 

Sofía entró, el olor a cigarrillo impregnó el lugar. Goyo se sintió ahogado, apenas podía respirar. Llevaba 2 meses sin fumar y habían sido dos meses largos. 

Sofía tampoco había sabido nada de Goyo, había intentado dejar todo atrás, olvidar esas historias que se la tragaban, al final siempre volvía a ellas. 

Prendió un cigarrillo. 

- Milagro en verte. - Dijo Goyo
- Milagros del diablo porque dios nos olvidó. 
- Dios no nos olvidó, sólo se burla de nosotros. 
- ¿Tienes condones? - preguntó Sofía, sus manos empezaron a temblar. 
- ¿Tienes novio?. - Respondió Goyo con una sonrisa en la boca. 
- No por mucho. - El cigarrillo temblaba, la ceniza caía. 
- Siempre que vienes es a contarme pesares. 
- Las dichas las trae solas el viento. 
- ¿Te comiste a alguien más?
- No, la vida. 
- ¿De viaje? 
- Para siempre. 
- ¿Otra ciudad?
- México. 
- Difícil. 
- Imposible. 
- Tus historias siempre terminan así. 
- Nadie sobrevive a la distancia. 
- ¿Te acuerdas de ese que trató de comprarles un futuro?
- Eso tampoco salió bien. 
- ¿Tu papá no vivió 2 años en otro país? 
- Si, pero es distinto. 
- ¿Por qué?
- Porque sí se querían. 
- ¿Ustedes no?  
- Tal vez no. Él no quiere comprarnos un día más. Yo no quiero pendejear.
- Entonces sí es imposible. 
- Necesito que se deteriore, necesito otro que me distraiga. 
- Necesitas otro cigarrillo... No podrías. 

Sofía lagrimeó, prendió un cigarrillo. Sabía que no podía, las cosas no eran como antes, no lo iba a hacer.

Goyo fumó. 

- Belcebú 

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...