martes, 9 de julio de 2013

El reto

    Hay cosas tan profundas que cuando te sumerges en ellas y miras para arriba, te das cuenta que la superficie está muy lejos y posiblemente se te acabe el aire antes de sacar la cabeza... Hace poco me sumergí, pero cuando llegué al fondo noté que no sabía nadar... Con temas como esos yo juego a hacerme la idiota, a no prestar atención.

  - Hace poco escribí que necesitaba dos hombres: uno que alimentara mis ojeras y otro que las cuidara. Soy de las personas que siempre tienen ojeras, son casi permanentes, la diferencia es que quien las alimenta no es la droga, ni un idiota que me habla palabras bonitas, el que las alimenta no es mas que un recuerdo. Y es que es imposible terminar con un recuerdo; las personas tienden a recordar las cosas buenas del pasado y omitir las malas, eso en psicología social se llama "pasado rosa" (Te debo la cita y el autor), por eso es más fácil amar a los fantasmas. - Inhala

 - Mi recuerdo tiene más de 7 años de enamorarme,  fue alguien especial, además de ser mi excusa perfecta para justificar facetas que odio de mi personalidad. Aún no se deteriora (mi recuerdo, porque mi personalidad se agota a cada suspiro), y aunque estoy segura de que mis recuerdos no son 100% confiables, si son un pajazo mental para sentirme feliz.  -Inhala

 -Todo pasado fue mejor: Mentira. La distancia enamora: verdad. Dado que es más fácil recordar las cosas buenas, el amor será perfecto si la persona está lejos y no tiene oportunidad de cometer un error. - Inhala

 - Pero te reto a sumergirte en los recuerdos hasta llegar al fondo... El fondo de los recuerdos puede estar hecho de espuma o de espadas, y cuando alguien cae en las espadas, es difícil recordar que uno si sabe nadar." - Bajó la mirada y siguió fumando su cigarrillo sin filtro.

Yo la miré con tristeza y pensé en cuantos días nos quedaban juntas en el barco hasta llegar a Júpiter, en cuantas veces habría ensayado ese discurso, pensé en cuantas repeticiones le habrían antecedido al descubrimiento de la teatralidad del cigarrillo. Ella se lo había robado, se había robado mi cigarrillo, se había robado el pozo con fondo de espadas que yo caminaba, se había robado mis años... Y ahora quería robar la calidez de mi recuerdo.

- Belcebú. 

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...