sábado, 11 de enero de 2014

Burbujas de vino


Ella buscaba detenidamente en su bolso, efectivamente se habían acabado los cigarrillos. 

- Dos cajetillas en dos días. - Reflexionaba Andrés.
- Yo me he fumado dos cajetillas… ¿Cuántas mujeres te has comido tú en estos dos días?
- No te pongas a la defensiva, sabes que he cambiado.
- Todos han cambiado, excepto yo… - Sofía miraba con tristeza el fondo de la copa de vino blanco. 
- Tu también cambiaste, eres más… Fuerte. - Andrés sabía a que se refería Sofía. 
- ¿Cuántos años llevamos de conocernos?
- Nueve. 
- ¿Cuántos años han pasado desde que todas esas personas junto a nosotros nos olvidaron? - Exhala nostalgia. 
- Yo aún no los olvido. 
- Yo tampoco. Tú al menos sabes llevar las cosas. - Para Sofía lagrimear delante de él no era problema. Andrés la tomó entre sus brazos. 
- ¿Por qué nunca tuvimos nada?.
- Nos dimos cuenta que éramos compatibles demasiado tarde… Para ese entonces ya éramos amigos.

Andrés terminó de preparar la cena, Sofía miraba por la ventana. Comieron en silencio, ambos sabían de memoria lo que pasaba por la cabeza del otro. Andrés siempre fue tierno, efusivo, alegre. Andrés lleva dos años sin recibir una llamada de Andrea pero aún así sigue afirmando que está en una relación. Andrés sabe que Andrea está en otra relación, que tiene a una persona más, a dos, a tres, pero no le importa, sólo quiere verla feliz. 

Se sirvieron más vino, una copa, dos copas, tres copas. 

- Sophie, ¿Un cigarrillo?
- Gracias Goyo… ¿Por qué empecé a decirte Goyo?
- No lo recuerdo… Seguro era una razón que sólo tu entiendes, como todas tus razones. 
- Hay algo que quieres decirme. -Sofía se prepara para un mar de lágrimas con nombre propio; Andrea.
- Hay algo que tu necesitas que te diga. - Andrés la mira con severidad. 
- Goyo… No sé de que hablas. 
- ¿Recuerdas a Arturo? 
- Todos los días de mi vida. 
- ¿Has pensado que habría pasado si Arturo… Qué habría pasado después? 
- Sí Goyo, después me habría tocado irme, me habría tocado arrugarme el corazón con las manos y retirarme. 
- ¿Por qué?
- Lo quería demasiado y él… 
- Sophie, ¿Alguna vez has pensado que él habría podido dejarla por ti?
- No, nunca. Nadie quiere empezar una relación así… 
- Sophie, mi pequeña bolita de queso azul, apestas a ternura… ¿No te das cuenta de lo que pasa aquí?. - Sofía lo miró con ojos grandes e inquisidores, no tenía idea de lo que estaba ocurriendo, no sabía hacia donde iba la conversación. Andrés entendió que ella no entendía.

>>Sophie, con Andrea empezamos una relación completamente sincera, yo sabía que ella… Ella nunca ha sido de una persona y yo tampoco, para ninguno de los dos sexo es sinónimo de amor, por eso no había problema que a pesar de nuestro noviazgo existieran otras personas en mi vida. Sin embargo para las otras personas yo tal vez sí era un problema. 

>> Mantener a alguien junto a ti no es fácil, requiere de paciencia y comprensión, para algunas personas también requiere cariño. Yo muchas veces sólo buscaba un rato de diversión, pero en casi todas las ocasiones las mujeres requieren de más que eso, muchas necesitan sonrisas, abrazos sinceros y ojos que brillen por ellas… Ahí conocí a Lina, una mujer hermosa, inteligente y extrovertida. Era la clase de mujer que se ríe duro y echa la cabeza para atrás para permitirle a la carcajada atravesar la amargura de todos. Lina era extraordinaria, pasaba horas hablando de música, amaba las notas musicales tanto como a su propia vida, tenía una pasión inigualable por los instrumentos y las historias… Lina - Andrés suspiró - Lina merecía alguien que la quisiera, que la quisiera completa. Yo la quería, yo la quise, inicialmente fue un poco, después un montón, un montón que ya no podía controlar. Un día Andrea me miró a los ojos y me dijo 
           - Tu quieres a alguien que no soy yo, yo a ti si te quiero, te amo y lo sabes, por eso necesitamos un tiempo.

>> Después de esto Andrea me dejó de hablar un mes, Lina seguía visitandome con la misma frecuencia, con sus apariciones sorpresivas llenas de chocolate, pizza y cerveza. Pasado el mes le conté a Lina lo que había sucedido con Andrea, ella simplemente respiró hondo, trató de contenerse pero se echó a llorar. 
           - Ya borracho me habías contado lo de Andrea, pero ahora que estás sobrio vas a recordar la conversación y voy a tener que aceptar la verdad. Si me amaras un poquito de lo que la amas a ella yo no sería la persona que se tiene que esconder de todo el mundo, que no te puede robar un besos y que no puede tomarte de la mano ni por error en un parque. 

>> Lina no dijo más, se quedó allí sentada junto a mi en la casa y lloró sin pena, sin orgullo, lloró como llora una niña chiquita cuando la asustan. Yo la abrazaba pero veía lo sola que ella se sentía, yo no estaba allí, ella se había encerrado en una burbuja para llorar. 
Willem Claesz Heda. Bodegón

>> Después de eso Lina se marchó, no la vi en mucho tiempo, no volvimos a hablar. La extrañe unos meses pero ella tenía razón, Andrea estaba por encima de ella, por encima de todo. Pasados unos meses la encontré saliendo de una librería, cuando la vi la costumbre me llevó a pensar que debía prepararme para que se me echara encima y me abrazara con fuerza, pero me saludó de lejos con una mirada nostálgica, tan nostálgica que me sentí en la obligación de perseguirla. Cuando la alcancé la abracé y al mirarla a los ojos tenía grandes lagrimas agolpandose contra los párpados… Tal vez Lina tenía menos tetas que Andrea, tal vez era menor, vivía aún con su hermano y nunca tenía dinero, tal vez Lina tenía muchas desventajas sobre Andrea pero merecía que alguien la quisiera como es debido. Hablamos un rato, nos tomamos un café y noté con angustia que algo en ella no andaba bien, algo se había quebrado y temí que no fuera algo sólo conmigo sino que hubiera roto algo tan adentro que no fuera la misma que me abrazaba en la mitad de una charla seria y me hacía perder la concentración mientras reía pícaramente entre dientes… Le debo a Lina un corazón y nunca podré pagárselo. 

- Es una historia muy triste Goyo… Yo no sabía…
- Hay una razón para que te cuente esta historia.
- Tal vez con Arturo habría sido igual, pero eso jamás lo sabré.
- Sophie, estás buscando a Arturo en los ojos de cada hombre que se te acerca… - Andrés temía decir esto. - Sophie, tal vez Lina y tú…
- Lina… Lina voy a ser yo. - Sofía había entendido.

Andrés no dijo nada y Sofía se sentó en el sofá, fumo varios cigarrillos antes de encontrar su propia burbuja, trajo consigo la botella de vino blanco y sintió que tenía ocho años y que alguien le había contado un cuento de terror tan espantoso que el final era un encuentro de su pequeño ser con el diablo.

Decidió ahogarse en su propia burbuja, bañarse en vino y atragantar sus sollozos en humo de cigarrillo. 

- Belcebú

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...