- Me voy para Rio…
- ¿Cuál río? ¿Amazonas?
- Río de Janeiro. - La mirada solemne confirmaba que había dejado de bromear. - No te había querido decir antes, no quería que me extrañaras.
- ¿Y por qué habría de extrañarte? - Sofía juega constantemente a quitarle importancia a las cosas.
- Por nada… ¿Quieres otra cerveza?. - Dijo Manuel tratando de adoptar la actitud de Sofía.
- Vodka, quiero vodka… ¿Aún hay ron?.
- No mezcles tragos.
- No me digas que hacer. - Sofía se levantó de la silla, bajó a la cocina y se sirvió un vaso de ron, uno de vodka y cogió dos cervezas.
- ¿Cuándo sustentas tesis? - Manuel quería cambiar el tema.
- Cuando no estás, voy a nadar.
- Tu le tienes miedo a sumergirte. - Manuel se levantó para ir tras ella, pero Sofía tomó la dirección opuesta, no iba a la piscina, iba a fumar un cigarrillo cerca a la quebrada.
Cuando sólo le quedaban tres cigarrillos Sofía volvió. Manuel había decidido armar un porro, era como un niño pequeño que hasta ahora experimenta sensaciones autodestructivas, posiblemente por eso quería a Sofía, era la sensación más autodestructivas de todas.
- ¿Estabas llorando?. - Manuel no sabía cómo leerla.
- ¿Te tomaste mi Vodka?
- Aquí hay más - Sirvió el vaso casi a reventar. Sofía se lo tomó de un sorbo.
- ¿Quieres fumar?
- Tengo cigarrillos.
Dicen que la verdad sale a flote cuando no controlamos la conciencia, con el licor era suficiente para Sofía.
- ¿Cuándo te vas?
- Febrero… ¿Aplicaste para el post grado en el exterior?
- Tengo que graduarme primero, conseguir dinero… Ser un adulto. He estado pensando en reclamar la herencia que me dejó Arturo pero…
- No, habrá otra forma.
- Esa es la más fácil.
- Arturo… - Manuel no llegó a conocerlo, conoció a Sofía cuando ya estaba rota, habría deseado conocerla antes, tal vez podría entenderla más, tal vez podría quererla menos. - Yo te quiero, ¿Sabes? Nunca te lo digo porque tengo miedo que salgas corriendo o te alejes de mí, pero ese año que peleamos pensaba en ti por lo menos una vez al mes. No quería dejar de ver como movías de forma infantil los pies cuando te carcajeabas y tenía miedo de que alguna vez dejaras de tener motivaciones para vivir, de que te dejara de asombrar todo y murieras. Una vez me dijiste que…
- Lo sé, me lo dijiste borracho. - Lo interrumpió Sofía
Sofía conocía a Manuel desde que salió del colegio, bastante tiempo para alguien a quien no le duran las amistades. Lo había querido profundamente, tal vez no como quisiera un novio, era algo más de confianza… Un día Manuel en medio de comentarios fugaces entre sus amigos comentó un secreto de Sofía, un secreto que la hacía temblar, un secreto que nadie creía fuese verdad y como un boomerang ese secreto volvió a Manuel en boca de Sofía… Ella jamás lo perdonó por eso, habían cambiado las cosas entre ellos pero parecían no derrumbarse por más que los dos trataban de tumbar ese puente que los unía.
- Veamos Star Wars. - Sofía no quería hablar de Arturo, del estudio ni del viaje a Río, ella sólo quería estar feliz en esa finca… Quería estar acompañada por primera vez en mucho tiempo, quería no estar sola.
- Está bien, voy por las películas, ¿Quieres ver la IV?.
- No, veamos la V, la IV la vi antes de venir.
Manuel puso la película, haría cualquier cosa por quitarle ese silencio a Sofía que la envolvía cuando algo la asustaba… Ese silencio ridículo que evitaba que hablara.
Se llevaron las botellas para reír más con los sables de luz que cercenan brazos.
**
- ¿Cómo le digo que lo voy a extrañar? - Sofía se había levantado temprano, había bebido un litro de agua y era la cuarta cerveza helada que se trataba de meter en la cabeza. Se acostó en la hamaca y terminó de leer "El secreto de Darwin".
Se sentó junto a la piscina, necesitaba un milagro, decir las cosas había dejado de ser una opción hacía años, ahora todo debía darse por entendido. Tal vez el humo del cigarrillo dibujara en las nubes un mensaje suficientemente cursi para que Manuel entendiera que para Sofía él también significaba algo… Alguien a quién temer.
Manuel es de esas personas incondicionales, un buen tipo, no muy atractivo, sabe escuchar y se preocupa por cumplir caprichos como el chocolate o el mango con sal. Está seguro de lo que sabe pero no de lo que es, es una persona maravillosa pero en esta sociedad es un anticuado, desadaptado, geek y ñoño, es la única persona que jugaría con Sofía a los sables de luz mientras le pone una corona que la identifique como princesa de algún cuadrante espacial en guerra. Es dulce y sincero - aunque Sofía no lo crea-. Ha estado para Sofía en las malas más que en las buenas, conoce su casa (cosa rara dado que Sofía no deja entrar a nadie), sus padres, sus hermanos y su historia. Ha peleado un millón de veces con ella y se ha disculpado dos. Ha aguantado tantas cagadas que le hace Sofía que está seguro que después de vivir eso no viene nada peor. Manuel es un buen tipo, de esos que la gente dice "Está condenado a ser el mejor amigo", para Sofía no, para Sofía él pudo haber sido un cuento de hadas si ella hubiera aprendido a volver a confiar en él.
- Diez cervezas y no se va la tristeza. - A Sofía ya no le cabe más líquido espumoso en su estomago.
- Buenos días. - Manuel llevaba veinte minutos mirándola desde la ventana del cuarto, viendo aterrado como se veía de recatada con las gafas de sol, el vestido y el sombrero playero, parecía una de esas mujeres que pasan horas arreglándose, para Manuel ella era hermosa, sólo con sonreír ya producía lo que produce un programa que corre después de meses sin funcionar o una ecuación resuelta tras días de ser analizada. Era la princesa Leia de la tierra de los tragos amargos.
- Hola, ¿Dormiste?.
- Sí, pero al parecer tu no, ¿Estás bien?
- He estado pensando…
- ¿Arturo? - Manuel se preparaba para las respuestas depresivas de esa que sueña con alguien que está lejos, que no está.
- No… Yo… Me siento mal…
- ¿Qué tienes? ¿Tienes guayabo, estás enferma?.
- No… Yo… Yo… - Una larga y poética pausa mirando al cielo que parece más un gesto premeditado de una mala obra - No he desayunado y cuando no desayuno me da mareo.
- Vamos a la hamaca - Manuel la alzó. - Voy a preparar sandwiches.
- No sé que vas a comer en Río, no sabes cocinar nada… Hoy te enseño a preparar algo rápido.
- Me voy a ir bastante tiempo.
- Pero no te vas a morir -Sonrió Sofía - Deja el dramatismo.
Manuel se fue a hacer los sandwiches, Sofía acabó con los cigarrillos… Al parecer en viento no sólo se lleva el humo.
- Lu