martes, 11 de febrero de 2014

El puré y la salsa de tomate.

No sé cuando fue la primera vez que escuché "First Day Of My Life" de Bright Eyes (http://www.youtube.com/watch?v=zwFS69nA-1w&feature=kp) - No sé muchas cosas de mi vida, tengo una memoria pésima-, tal vez era muy pequeña, tal vez tenía que estrellarme muchas más veces… Tal vez… 

El caso es que esa canción se ha vuelto realmente especial para mi, no sé en que momento pero ahora es muy especial. Seguro todos tenemos canciones así, los artistas las hacen para eso, para que todos sintamos una parte de la canción en nosotros. porque somos egocéntricos, porque creemos que el mundo conspira para hacernos reír… O llorar. 

Hoy soy la persona más egocéntrica del mundo, siento que todo conspira contra mí. Hoy soy egoísta y grosera, no quiero hablar con nadie, pero no quiero hacerme capullo de oruga para mañana ser una linda mariposa… Hoy no creo en cuentos de hadas, en para siempre, en dragones, monstruos y sueños. Hoy no creo en libros de ficción ni comedias desabridas. Hoy no creo en la salsa de tomate. 

El problema de las noches en las que uno no cree es que no tienen emoción, se llenan de esa sustancia pegajosa que resbala en las paredes y lo deja a uno atontado, como después de una migraña o una traba. Esas noches no son las más felices pero por lo general las que le siguen serán tristes, es un mecanismo para evitar realidades aplastantes que sólo le llenan la nariz de melancolía y los ojos de marihuana. 

Hay días en los que uno simplemente se levanta sin creer, en los que todo se mueve por inercia, en los que el chocolate no es dulce y las gomas se deshacen. Hay días para todo, para follar, para leer, para aprender, pero también hay días para nada, días que pasan porque les toca, porque el calendario los obliga, porque si no pasan que va a pasar. Pero los días que uno no cree son como el puré de papa frío, no saben a nada, no se sienten, no se disfrutan. Los días en los que no creo la comida se siente sin sal, el frío no congela y el calor no me aterra. 

Pero los días que creo después de ese día son peores, son fríos, salados, aterradores… Esos días uno siente que está triste porque sí y porque no, por la viejita que cruza la calle, el sol que calienta las plantas, la gente que se ríe… Entonces yo decido dejar de creer, casi permanentemente, porque es más fácil vivir con puré de papa que con un maldito plátano caliente metido entre el culo y
http://www.youtube.com/watch?v=zwFS69nA-1w&feature=kp
un hueco que no se llena ni con sexo.

Estaba yo así, pasando la vida como puré cuando sentí esa canción, en algún momento de la masa de papa ya la había escuchado, pero un día la sentí y recordé lo que era volver a creer, y no me refiero a creer en el amor ni esas cursilerías viscosas, a creer simplemente, a creer en las mariposas, las comedias, las mentiras que nos cuentan los libros y la salsa de tomate. 

Mañana no voy a querer creer, pero en dos días tal vez quiera hacerlo, tal vez escuche esta canción y lagrimee, y moquee y me ponga sentimental. Tal vez me tome una, dos, tres, cuatro, diez cervezas pero voy a seguir creyendo, y eventualmente me voy a dar cuenta que no hay nada tan poderoso como para no creer… Hasta que pase algo más… 

- Lu

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...