"Querer es para maricas y pobres" me decía a mi misma cada vez que encontraba a alguien metiendosela hasta el ombligo a mi amiga, cada vez que le creía a una vieja y después otra me decía que ella afirmaba que yo era "más fácil que la tarea de un niño de primaria" y "más ilusa que un cristiano", cada vez que volvía a la casa con ganas de un abrazo y estábamos un libro, el vino, mi dildo y yo.
-¿Cómo sabes que lo quiero?
- Porque le diste ese te quiero.
Querer a una persona es difícil, hay distintos "te quiero", está el "te quiero follar muy duro y quiero venirme en cualquier lugar que implique tu cuerpo", el "te quiero en este preciso segundo pero mañana tal vez no te querré", el "te quiero a medias porque quiero a tantos que debo dividirlo" y el "te quiero". Cuando uno quiere de verdad no va a querer siempre, cuando uno quiere de verdad va a volver a ver a la persona años después y aún va a haber algo, una chispa diminuta y estúpida que lo va a impulsar a abrazarla, pero no es ese cariño. Cuando uno quiere de verdad se condena.
- ¿Él se va?
- Sí.
Tengo la costumbre de querer cosas imposibles, como a alguien que vive en el otro extremo del planeta, alguien en quien no confió, alguien roto o alguien mentiroso. Esta vez es alguien que está lejos, un idiota que me cuida, en el que no confío y que se va.
- Por eso lo quieres
- ¿Por qué se va lejos?
- No, porque no está cerca.
No tengo muchos amigos, nadie me dice la verdad. Nadie me ha regañado por no comportarme como una dama con un desconocido mientras me atragantaba con ron en el cuarto del lado, por poner el trabajo por encima del sexo o por no decirle a esa persona que la quiero aún sabiendo que la adoro, nadie excepto Goyo. Goyo es... Es Goyo, es bueno en la cama y con las borracheras, y malo en el resto de cosas que impliquen estar sobrio. Ahora mismo me analiza porque se cansó de esperar a Andrea y necesita ocupar su mente en problemas ajenos.
Cuando Goyo dice algo serio es mejor escucharlo.
-¿Y eso es malo?
- Para ti es perfecto, pregúntale a él.
- Lu