miércoles, 2 de diciembre de 2015

Aceitunas

No quiero porque quiero.

No quiero la dependencia, no quiero tener que estar bien, no quiero esconderme cuando estoy triste ni vestirme para irme. No quiero esa intimidad barata, no quiero decirte mis miedos para que los guardes como pequeños payasos diabólicos en un armario y los dejes salir cuando quieras alejarme. No quiero mostrarte esos puntos donde aún duele que pasen y que decidas recorrerlos a diario. No quiero compartir el lugar más feliz del planeta, ni el más triste y que construyas allí un centro comercial, un casino o un bar.

No quiero que entres por la puerta y emocionarme desde que subes las escaleras, no quiero cometer los mismos errores, no quiero confiar con los ojos cerrados, no quiero creerte pero tampoco quiero que te esfuerces por ganarme, no soy un trofeo. No quiero ser tu juguete, ni tu mascota. No quiero que me saques a pasear cuando tienes tiempo y que me dejes en una esquina cuanto estás ocupado. No quiero depender de lo que haces, dices y respiras. No quiero que dependas de mi estado de ánimo.

No quiero fracasar. No quiero que me dejen de gustar las cosas que me apasionan. No quiero servirme la comida fría y  comer por inercia después del trabajo, frente al televisor. No quiero levantarme todas las mañanas queriendo que llegue la noche. No quiero realidades grises, de tonos apagados que no dejan alegrías.

No quiero que notes que puedes lastimarme, no quiero que sepas que soy vulnerable. Odio que me veas llorar. No quiero abrazarte y descargar mi tristeza en tu hombro por un mal día de trabajo o un sueño que se quebró, para que después te limpies las lágrimas con asco creyendo que son mocos. No quiero que te des cuenta que no siempre estoy feliz y busques felicidad perpetua en otros. No quiero sentir miedo, no quiero querer esas cosas para mí.

No sé la razón para creer que no merezco sentir los mismos miedos o alegrías que se sienten normalmente, no sé porque no me creo merecedora del placer de que me abracen mientras lloro y me digan "todo va a estar bien". Que se preocupen por mi. No sé porque es impensable para mí que alguien se preocupe, que me llame, que me escuche.

No quiero quejarme de este monstruo en  el que vivo, gris y vacío, lleno de colillas de cigarrillo, vomito de borracho y obras a medio terminar. No quiero el riesgo que implica creer, no quiero el miedo del abandono, no quiero síndromes de abstinencia.

Quiero algo de verdad, algo real. No quiero el cuento de hadas donde la princesa pierde la virginidad a los 20 minutos de conocer al príncipe pero no es señalada como puta, pero tampoco quiero una lucha perpetua con espadas para ver quien lastima primero. No quiero generar lástima. No quiero que me protejan de todo lo bueno del mundo, tampoco de lo malo. No quiero algo limpio, pulcro, perfecto, con olor a detergente y desinfectante. Quiero algo real, algo sucio, algo de sudor, algo de fe, algo de barro, algo tejido a mano.

Quiero una intimidad sincera, contar mis secretos porque estoy apostando, soñar porque estoy sintiendo, reír porque no estoy sufriendo. Quiero seguir porque estoy avanzando, creer porque estoy muriendo, cambiar porque estoy respirando, querer porque estoy queriendo.

Quiero cerrar los ojos y ver, escuchar a la distancia, saborear al planeta entero. Quiero un despertador, un detonador, quiero dinamita. Quiero luchar por mi pero no en contra de nadie. Quiero no ser menos pero tampoco más. Quiero vestirme como me siento cómoda, sentarme donde me plazca, fumar con remordimiento, tener pesadillas soñando, sentirme viva, incompleta, feliz.

Quiero estar a tu lado pero no encima, ni debajo. Quiero valer lo mismo, quiero darme la misma importancia.  Quiero a mis amigos, mis mascotas, mis fantasías. Quiero mis libros. Quiero poder viajar y extrañar, quiero poder llevarme lo que extraño conmigo. Quiero poder dejar un poquito de mí en una almohada, un suspiro, un momento.

Quiero abrazos los días fríos, quiero cerveza todos los días. Quiero un río, un chocolate caliente con malvaviscos mientras llueve, un café en las mañanas, queso holandés, aceitunas, galletas, cereales para niños, naranjas, manzanas y kiwi. Quiero dulces y sal, mayonesa, tártara, vinagreta... Odio lo agridulce, es necesario. Quiero no ser juzgada... Pero eso es imposible.

Quiero conocer la sensación de que me digan la verdad. Quiero no morir engañada, llorar cada mes, quebrarme cada 6, sentirme mal cada año sin que eso me convierta en una maniática, porque no lo soy. Así como estuve feliz el resto del mes, el semestre, el año, puedo un día levantarme y sentir que presionaron demasiado, que necesito parar, que ya no vale, que ya no valgo... Te quiero  también para esos momentos, porque para estar feliz está el sexo, las drogas y la música, pero para estar triste sólo tengo a las almohadas que están cansadas de cargar el peso de mi cabeza... Yo también.

Quiero por un segundo romper algunas promesas y lanzarme otra vez de cabeza sin sentir que me voy a romper. Quiero volver a empezar, devolver el tiempo, sentir que no me han roto, dormir con ese saco, dormir es esos brazos, no saber de más.

No tan despacio.

Quiero aprender a hablar y dejar de escribir.

Lula

martes, 17 de noviembre de 2015

Ficción Chantilly

    ...Y dijo "Te quiero" mientras se le metía entre las piernas. 

    Pobre Sofía.

    Sintió como se abría paso y como se hundía en el corazón. Fue como si le atravesaran y le cortaran la desconfianza. Tanto sentimentalismo le revuelve a uno la cabeza. Esas cosas no le pasan a Sofía, esas cursilerías de película, de luz apagada, de abrazos, de besos tiernos, de orgasmos conscientes... De cariño, eso es como ciencia ficción.

    Tal vez a Sofía si la han querido -después de todo nunca se puede saber lo que el otro siente- pero no así. El cariño de Sofía siempre ha tenido algo ahí, una espinita, ya sea porque sabe que le toca esforzarse por dos, por desconfianza o por ser consciente de su utilidad... Sabe lo que es un objeto. 
    Tal vez Sofía si ha querido, tiene poco tiempo y jura haber estado enamorada, tal vez sólo han sido trabas que se mezclan con cariño, a fin de cuentas el amor es para "pobres y maricas". 

    Es que el cariño hacia cada persona es distinto, es una mezcla de sensaciones, como sabores de helado. Con cada uno ella es un helado distinto y acaban comiéndosela y y dejando la servilleta por ahí. Cada persona es distinta, tiene su sabor, sus miedos, sus angustias, tiene eso que hace desconfiar... ¿Por qué él no?

    Cuando a uno se le meten en la cabeza y se la untan de sentimientos, hay problemas. Sofía sabía eso, lo sabía de memoria, no es una niña, no tiene 6 años y no cree en cuentos de hadas, ni en seres buenos, ni en la sinceridad. Sabe que las mentiras son el pan de cada día, sabe que a los hombres les gusta jugar con muñecas como si fueran de plástico, tal vez porque en la infancia el estereotipo no los dejó acercarse a una Barbie. Sabe que no hay que creer en nadie, pero también sabe que ya le rompieron el corazón y no murió, sabe que es inmortal, invencible, sabe exactamente como se siente, sabe por qué las acciones borran las palabras. 

    Lo sabe todo, no sabe nada. Sabe que pasó pero no que está pasando... ¿"Te quiero"?¿No se supone que iba a levantar la muralla para dejar de ser un libro viejo, para dejar de ser una servilleta de restaurante, para no dejar entrar a nadie? La vida da vueltas inexplicables y hay cosas incontrolables... ¿Se preocupan por ella?¿Quién sería tan pendejo de preocuparse por una peladita que es de follar y botar?¿Quién sería tan idiota de creer que se pueden preocupar por alguien así?

     Sofía nunca lo había hecho así, dulce, cálido, cargado de sentimiento. Nunca se la habían comido con ternura. Siempre se cuidó que fuera algo salvaje, físico, rudo, como quitarse una molestia de encima con violencia, así la vida era más fácil. Hay cosas que no vale la pena untar de sentimiento...Valía... Esa noche, en una realidad alterada, la luz apagada y un "te quiero" entre las piernas, la razón no podía entrar por la ventana, no cabía. El aire estaba saturado de una sustancia pegajosa, desconocida... ¿Qué es eso?... Era un ambiente vomitivo, tierno, frágil, personal... Y Sofía estaba a gusto. 
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    Le están revolviendo la cabeza, como crema chantilly. No siente que sea muy pronto, podrían pasar 50 años y esa inquietud seguiría ahí... Le están bajando los sentimiento y se los dejan entre las piernas, los mezclan con lujuria y se le cagan el orden interno que tiene, la separación, la regla de estar mas sola que nunca mientras se le retuercen las piernas de placer. 

    Y lo más desconcertante es que no tiene miedo, como un animal que llevan cómodamente al matadero, como un preso al que le dan su ultima cena antes de cumplir su pena de muerte, como un enfermo terminal que ya no llora... Sofía está asustada, pero ya no es miedo, ya no es pánico, ya es más fuerte. Ya no da un paso atrás, sabe que debió correr, hace mucho, sabe que está prohibido quedarse a dormir en casa ajena, hablar después de venirse, escribir, preguntar. Sabe que está rompiendo todas las reglas al tiempo, que se está dejando ver vulnerable y que eso se paga. Sabe que ella es siempre la pendeja... Sabe que ella siempre paga.

Sofía sabe que esa voz tiene algo... Algo letal.

-Belcebú.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Plegaria a la cafeína.

A la gente se le pasa la vida pensando en como se pasa la vida... La gente es rara.

¿Y si me pierdo?

En ese mar de números y cuadriculas es tan fácil quedar atrapado que es inevitable plantearse la pregunta... ¿Y si me pierdo?¿Y si me olvido?¿Y si no escribo?

Me gusta plantear que es problema de la Lula del futuro... Pero soy la Lula del futuro para alguien en el pasado ¿Y si lo hice mal?

No dormir nos pone existenciales, por eso la gente feliz duerme, ríe, come, sueña, sospecha... ¿Sospecha?¿Qué sospecha?... Ellos saben algo que nosotros no... Acabo de excluirme del grupo de gente "feliz", últimamente estoy muy feliz, no sé porqué hice eso, estoy improvisando... Es el sueño

Debe ser la edad, lo lejos que estoy de acabar, de entender, lo mucho que me falta explorar, lo mucho que aún debo preguntar, el poco tiempo para leer, lo volátil de un orgasmo, el hambre, el estrés, lo poco que puedo dormir... Es eso, es el sueño...

La vida se nos pasa y no apreciamos cosas como noches de sueño tranquilas, acompañadas, salvajes, tiernas, vacías de intención... La vida se nos pasa y no nos damos cuenta del valor de los segundos, no los atrapamos, no los retenemos, los dejamos explotar en nuestra nariz. Explotan. Se pierden. Se desmaterializan. Se duermen en nuestra memoria y mueren. Se pasan... Que no se nos pase... No quiero.

El sueño pesado, atontador y doloroso es una sensación horrible.

Que no se nos acabe el café.

Amén.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Ambiciones y no exigencias

Hoy quiero escribirte porque nunca te he escrito, porque te atravesaste en mi vida, porque llegaste en el peor momento y con la peor sonrisa... Esa sincera. Hoy quiero escribirte porque llevaba meses sin sentir ganas de llorar de alegría, sin poder calcular cuanta felicidad sentía, sin petrificarme por el miedo a confiar.

Hoy hace frío, llovió, es un día gris y muerto, como te gusta.

Hoy me pongo una cobija, me siento en el sofá, pongo a Yann Tiersen y escribo, sonrío, lagrimeo, me emociono... No sé porqué estoy así. Al principio creí que era tristeza y me di cuenta que no, no es tristeza, no es ese dolor en la boca del estómago que me venía atormentando hace tanto tiempo... No estoy sola, no estoy adolorida, no siento amargura ni impotencia... No es eso.

Hoy miro la noche por mi ventana caer lentamente sobre mi vida, sobre mis ojos, la veo comerse mis sueños y abrazar mis esperanzas. Pienso en dónde están los tuyos, pienso en tus metas, tus misteriosos anhelos , tus ojitos. Pienso en el poquito, en el minúsculo tiempo que hemos compartido, en los átomos que han viajado a través del poco espacio que nos separa cuando nos vemos, en lo lindo que ha sido, en las ilusiones frágiles como burbujas de jabón que se apelmazan en la cabecera de tu cama cuando me despierto y te veo dando vueltas esperando a que abra los ojos. Me obligo a abrirlos para no dejarte sólo, me obligo a dejarme conocer para que te sientas bien, me obligo a no sentir miedo, peor cuando soy consciente que no tengo miedo siento ansiedad, y llegas tú y me das un beso y toda la ansiedad, el miedo, la conciencia, el sueño desaparecen.

Mientras escribo esto se enfría mi chocolate, es de noche, suena La valse d' Amélie y no estoy triste, pero no puedo ver, las lagrimas están impidiendo que el tacto de mi corazón pueda organizarse en letras digitales frente a esta máquina que nos ha deshumanizado... Aún así la prefiero sobre las cartas escritas, siempre que escribo con puño y letra es porque la desolación no me permite teclear.

No puedo dejar de pensar en ti y de sonreír, tengo miedo al cariño, al apego, al "te amo", es una palabra muy grande, más que "feliz" y tiene dos letras menos. Aún no... Ojalá me des tiempo.

Me ilusiona tu ranciedad, tus orejas rojas cuando te invade la pena, tu risa sin sentido en estado más grande de atontamiento que te rodea cuando tu corazón se llena de fuertes emociones, tus ojitos cuando me miran desde abajo y se ven más grandes, tus manos, tu nariz, tus besos, tu seriedad. Me absorbe tu esencia, eso que te vuelve y te define, no lo puedo describir, eso por lo que me preguntas todas las mañanas porque te enloquece que exista algo que no puedes controlar. Me intriga que quieras controlar cada pequeño espacio del universo y me fascina desordenar esos patrones para revolverte la cabeza, salirme de tus esquemas, revolverte las neuronas.

Es que quiero entrar en ti y desordenarte, quiero que no entiendas qué pasa, cuándo pasa ni cómo. Quiero hacer estragos como una tierna ventisca que acabó con las casitas de palo de los niños en el bosque. Quiero ser tu caos, tu detonante, quiero que explotes para que te vuelvas a organizar y descubras cosas de ti que no sabías, quiero que no te aburras de lo que eres, que te descubras, que te enfrentes y te ganes... Y después me abraces y me pidas que me quede.

Me embriaga el sonido de tu voz a través de tu pecho, tu obsesión con las horas del día, tu odio por el sol y el calor, tu profunda pelea con el orden de tu casa, tus ganas controladas, tus miedos disfrazados, tu curiosidad insaciable, tu incredulidad ante mi posición de la vida "grande", tu inocencia, tu falta de fetiches, tu abundancia de palabras. No entiendo tu amor por las ciudades, lo lúgubre, el duelo sobre el sexo, las llamadas.

Despertar, tomar conciencia, escuchar una voz grave hablándome con dulce sinceridad mientras me pide que me levante, que es hora... Eso lo vale, vale el día, vale la semana, vale la pequeña muerte que viene con abandonar las cobijas y almohada a su suerte.

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Es maravillosa tu obsesión por poner bien mi tecla Y y H, por ser el mejor en lo que haces y por conocer la raíz de mi tripofobia, mi miedo con el dinero, mi rechazo a las relaciones, mis últimas lagrimas, mis puntos de cosquillas. Es increíble cuantas preguntas tienes para mi.

Quiero que trates de dejar el cigarrillo y odies que yo sea tan mala influencia... Quiero nunca olvidar  que me dejaste entrar primero en tu vida y después en tu cama.

Quiero tu centro, tu núcleo tiene esa parte adulta de contador de estrellas con la que luchas revelándote con cosas simples como estudiando. Quiero tu comprensión por los otros y tu odio a los ineptos y prepotentes. Quiero desesperadamente tus miedos incomprensibles y las cosas que ocultas, todo eso que se esconde detrás de tus camisas de cuadros, los quiero para mi... Sólo un pedacito... Sólo una pequeña parte.

Quiero que sonrías, te apenes, me abraces, me pidas bailar contigo, me bailes en el carro, me conozcas y me preguntes por qué me pareces loco, me dejes jugar con tu Darth Vader cara de papa, quiero escribirte en el tablero cosas que no entiendas. Quiero que me dejes leer tus pensamientos y que me des las gracias tanto como yo digo "lo siento".

Quiero todo.

Quiero que no se me salga un "te quiero"...

Lula

lunes, 12 de octubre de 2015

2 Meses 22 días

- Y el hombre se hinchó y murió porque nunca pudo estallar... Eso pasa con esa horrible comida.  

- Oye Sophie, perdoname. Todo ha sido muy confuso y muy miedoso desde hace meses, merecías que te tratara mejor.

- Wow... Ni que fuéramos novios -sonrió- Que mal chiste. 

- ¿Sabes cuándo me di cuenta que teniamos que terminar? No sé si te lo dije.


- No... O no me acuerdo 


- Una noche que te pregunte si no podiamos querernos y ya, y tu me dijiste que no. En ese momento me dio mucha rabia, pero después me di cuenta que  todo el tiempo fui yo el del problema, tu ya lo presentías y me decías que no querías ser esa novia de un sólo rato. Yo te decía que no te preocuparas, pero la verdad es que no planeaba nada a futuro. Al final me cogió la vida con los calzones abajo, queriendo estar contigo pero sin tener idea de que hacer... 

Supongo que lo quiero decir es que lo siento... Y que debí haber pensado todo mejor.

- No necesariamente, así eres tú y a mi me costó bastante entenderlo… Tenemos prioridades distintas, eso es todo. Yo no puedo seguir siendo... Tú … Eres tú y no te juzgo por eso, esa era de las cosas que me gustaban de ti.

Sí lo vi venir y a veces por eso me ponía a llorar en el comedor o en la cama… A veces incluso antes de que te despertaras, pero era algo que tenía que pasar... Y mira, ninguno de los dos murió entonces no fue tan grave.

- Yo nunca quise que estuvieras triste por nada. 


- No era algo que ninguno de los dos pudiera manejar.


- Solo te queria ver feliz.

Y sé que fue una patanada acabar las cosas así como las acabe.

- Pero aprendiste… Sólo no se lo vuelvas a hacer a nadie más. 

No fue del todo tu culpa, obvio también fue culpa mía... Pero no se lo vuelvas a hacer a nadie… 

- Lo siento.


- Ya no importa.

Bueno no… Si importa… O sea...

- Escupe... Sin rencores. 


- Aún duele y aún no me acostumbro. Pero ya pasó y las cosas que pasan y que no han pasado son problema de otras personas, de las que fuimos y seremos, no de nosotros.


- Espero no desaparecerme de tu vida, me pareces una persona para no dejar ir.


- ¿No te hace más daño?


- No lo sé ¿A ti te hace daño?


- No lo sé. Nunca había vivido esto.


- ¿Pero quieres seguir intentando esto?


- No estamos intentando nada, sólo trato de olvidarte… Aunque hablarte me sirve de catarsis porque te estabas desdibujando en mi mente y te estabas volviendo un monstruo.

Yo nunca quise hacerte daño, ni forzarte a planear nada… Yo solo quería que fueras feliz y un día me di cuenta que ese “feliz” no iba a ser conmigo, no podía esforzarme por los dos.

- Lo siento, pensé que estábamos intentando... 


- Esto va a sonar muy tonto pero tú y yo ya éramos amigos... Sólo peleamos, pero éramos amigos desde antes. Yo no estoy intentando nada porque tú te habías vuelto mi mejor amigo, sólo que ahora nos conocemos un poquito menos… Pero es como volver a hablar con un amigo con el que no hablaba hace rato.


- Gracias por tener esta conversación conmigo.


- Gracias a ti por escupir lo que sentías... Si ves, no es tan malo. 


Tengo un "te extraño" en la mitad del corazón que no quiere salir porque sabe que quedará huérfano y se volverá un "adiós".


domingo, 4 de octubre de 2015

Bombas

-¿Por qué no cantas?¿No te gusta cantar?
- Estoy cantando, pero si canto muy duro voy a romper el momento... 

Los momentos son eso que flota en el aire y que se llena de sensaciones. Son frágiles y muy pocas veces perfectos... Son esos sueños que no recordamos, ese esfuerzo de los escritores por desarrollar los libros, ese color azul en la luz de la luna.

Los momentos están llenos de colores saboreables, es como estar perdido en un trip o tener un ataque de ansiedad. Los momentos saben a sal de lagrimas, latidos del corazón, helados de alegría y ganas de vomitar. Son increíblemente fuertes en ese pequeño espacio de tiempo, pero desaparecen, se vuelven débiles y tímidos viven en la cabeza de las personas esperando su muerte cuando los dejamos atrás o los reemplazamos.
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Antes habría cantado, bailado, me habría quitado la ropa, habría sonreido... Pero ahora sé el valor de los momentos, son como una niebla espesa sobre la que si te mueves, desaparece. Esos son los momentos. Son tan frágiles que un sonido, una palabra, un estornudo los desvanece...

No siempre entiendo cuando el momento es perfecto, pero cuando sé que se va a quedar en mi, que me va a devolver las sensaciones, que no va a morir pronto, ahí los cuido... Trato de alargarlos, de retenerlos, de tocarlos con mis manos sin mover un sólo dedo... Y no canto, porque si intervengo en el momento, este se desvanece.

Me han regalado momentos memorables, momentos hermosos de esos que se van a quedar en mi por mucho tiempo, de esos que me van a doler cuando esto explote.

Los sentimientos son bombas de caucho que se llenan de momentos y sensaciones pero estallan con la realidad.

Lu

domingo, 6 de septiembre de 2015

Todo o nada

- ¿Tu crees en el amor?...
- En verdad no es cuestión de fe, no es una religión o sugestión, yo sentí algo muy fuerte y asumí que era amor, así que sí, yo creo que uno si puede amar. 

El problema es que se necesita mucho tiempo para lograrlo, es como jugar poker mientras tomas, al principio apuestas poco, tratas de contar cartas, piensas las cosas. Pero el trago sigue llegando a la mesa y no quieres que vean que estás contando cartas, entonces toca seguir tomando... Tomas y tomas hasta que ya las fichas no parecen tan valiosas, subes apuestas, te encomiendas a la suerte como si no supieras que la casa gana, así no sea BackJack... La casa no es ella, ni tú... Y apuestas y te ríes, la adrenalina corre por tus venas, ganas una, dos, tres veces, tocas el cielo y te comes el mundo, eres un profesional, eres perfecto, eres un All In y... Caes. Ganaste mil veces, persiste una, eso es suficiente, lo perdiste todo. 
Al día siguiente te despiertas con guayabo, lo recuerdas, estás en quiebra. No sólo es físico, es mental, te ganaron en tu juego... Así que pides ayuda, necesitas sobrevivir, llamas a tus amigos que te pagan algo que te deben o te regalan algún dinero mientras acaba el mes, pasas hambre y frío, sabes que hiciste algo mal pero se sintió tan bien... Algunos te prestan buscando que les debas algo, te das cuenta quién es quien, no sólo perdiste plata, también gente. Perdiste el doble. 
Pasan los meses, te levantas, ahorras, sabes que ya tienes para algunas fichas, está bien, aún no las vas a apostar, no tienes la confianza, tienes miedo. 
Pagas deudas, vuelves a salir con tus amigos, hablan, ríes poco, pasa el tiempo, ríes mucho...
Tienes recuerdos de esa noche, sientes nostalgia, rabia, alegría. Te vuelves más sabio, más sensato, lo tienes bajo control. 

Un día alguien propone una partida de poker, tal vez no asistas, corres, no eres tonto, eres invencible. Sigues tu vida, vuelve a pasar, una segunda o tercera vez, ya no recuerdas cuantas veces dijiste que no, te dan ganas, sólo una partida, sólo una ficha... Apuestas una, dos, tres, no tomas, no ganas, no pierdes. Crees que puedes controlarlo, vuelves, apuestas una, dos, tres... No tomas... Sí tomas... Crees que el trago fue el problema... Una cerveza, dos, tres, más fichas, más tiempo, más juego... Y en menos de nada estás borracho, apuestas y apuestas, tal vez te retires pero eventualmente caes y sonríes porque caíste, eso hace el trago, te hace sonreír... Y lo apuestas todo ¿Que tal esta vez ganes? 

- Es como si me preguntaras si creo en que se puede estar borracho 

Es que amar es algo para siempre. 

Lu

viernes, 4 de septiembre de 2015

Cocodrilos temporales

El tiempo perdido no se recupera... Pude regalarte un segundo de mi vida para mandarte una sonrisa, tal vez no habría cambiado la tuya, es sólo un deseo egoísta para no sentirme mal...

No sé como hay gente que carga culpas más pesadas. En retrospectiva no eramos los mejores amigos, pero te conocí...

¿Alguna vez pensaste que 4 años después ibas a tomarte un café conmigo en Holanda para luego despertar?

Si sirve de algo, yo te habría cuidado... Ya no sirve de nada.

Lagrimas de cocodrilo.

Belcebu

domingo, 23 de agosto de 2015

El agua, como todos.

Estoy convencida de que algún día vamos a volver a encontrarnos y al tiempo estoy convencida de que nunca nos vamos a volver a ver... Es extraño... Ya ni lo intento, sólo quiero saber a que velocidad debo vivir para que eso pase y deje de pasar...

5 cm/s es una película (秒速5センチメートル Byōsoku Go Senchimētoru) de Makoto Shinkai que nos recuerda que el peso de la vida se viene encima y nos rompe los planes... Es de esas películas que nos tocan el alma y nos hacen querer abrazar a la gente que nos rodea, gente que nos quería o que nunca nos quiso, que se preocupo o que simplemente nos usó, abrazar al que sea para no ser el que termina en un bar, sin esperanzas, sin vida.

Todos queremos, todos quisimos y todos soñaremos, si dejamos de soñar, morimos. 


De la película 5cm/s
Ya ni lo intento, ya no trato de no pensarlo, cuando dejé de pensarlo se hizo más fácil y me queda un camino infinito por recorrer y olvidar se me daba bien (ahora no). 
El tiempo lo es todo, porque el agua no es agua por si misma, el agua es del aire que la mueve, la gravedad que la arrastra y el tiempo en el que fluye... 

... El agua, como todos... 

- Lu 


miércoles, 8 de julio de 2015

Es inquietante

Sofía aún vivía una vida triste, aún se lamenta cada vez que puede y aún se hunde en ese lodo fangoso repugnante a la que la consciencia la empuja cada vez que lo piensa... Pero Sofía pocas veces se sienta a pensar en las ventajas.

Perder al amor de tu vida no es lo mismo que perder a tu marido/novio/pareja estable. Posiblemente Sofía se case dos veces, tenga 40 novios en su vida y viva con tres de ellos, pero está convencida de que el amor de su vida era aquel de la camioneta negra y disfraz de Hades. 

Para ella es una típica tragedia griega, para el resto es una bendición; Sofía no va a volver a enamorarse, no va a sentirse sola ni a sentir necesidad de estar junto a algún idiota, Sofía lo puede todo. ¿Qué pasa cuando la persona que lo puede todo, ya no puede? Eso ni Sofía lo sabe.

A veces las personas a las que juzgan como desalmadas son las más sensibles o diminutas... Sofía jamás pensó sentirse así otra vez, es inquietante lo que hacen las hormonas, es normal lo que hace el tiempo.... Es inquietante el tiempo.

Sólo hay que darle tiempo a las cosas, ya pasaron 7 años desde que lo perdió, pero no se tiene un amor de la vida, no sólo uno, no sólo dos... Todo es cuestión de tiempo.

Hoy Sofía enfrenta al tiempo, es maravilloso lo que hizo con ella.

Belcebú


viernes, 3 de julio de 2015

Estoy retrocediendo al rededor de 10 años en mi vida para darme cuenta que lo que hace 10 años creía correcto, hoy lo vuelvo a creer correcto. 

No puedo recordar a que edad perdí el rumbo. 

sábado, 23 de mayo de 2015

Las cosas que nadie sabe

Las cosas no son para siempre por sí solas, al menos no igual. Las cosas no dejan de fluir, no se estancan, tampoco se congelan como en las fotografías.

Es natural que las cosas cambien. Pero también es natural que las personas que necesitan gafas mueran, pero ese no es el caso. También es natural esforzarse, buscar soluciones y conservar las cosas que se quieren -que nunca son muchas-. 

Nadie sabe que sigue, ni que le espera, pero hay personas que lo intentan. Personas que se esfuerzan por mantener las cosas... Toca ceder un poquito y apostar tiempo, pero ¿para qué está el tiempo si no es para apostarlo?

Tal vez nos quedemos aquí, porque es el único punto medio que tenemos por ahora. Nosotros nos vamos a quedar aquí, y después nos vamos a ir. 

Esos planes de la mañana me inquietan. 

Nosotros lo vamos a intentar. 

Lula


viernes, 24 de abril de 2015

Un recordatorio.

Sólo yo sé que se levanta todos los lunes a las 6 de la mañana para acompañarme.
Sólo yo sé lo que se esfuerza por hacerme reír y cambia las historias para que me parezcan más graciosas.
Sólo yo sé que las noches que llego cansada del trabajo me recibe con comida que él mismo preparó. 
Sólo yo sé que a veces me tiene café -cuando sabe que debo trasnochar- y que se queda dormido en el sofá hasta la 1 de la mañana acompañándome cuando digo que me siento sola.
Sólo yo sé  que hace mercado para mi. 
También sé que espera a que llegue para contarle a alguien lo que siente, y que es ese tipo de cosas que sólo compartimos los dos, porque no habla con nadie.

Sólo yo lo he visto asustarse al despertar después de soñar que no lo quiero. 
Sólo yo lo he visto sentirse sólo e impotente. 
También lo he visto bailar en la ducha, cuidarme la fiebre aún cuando él también está enfermo y despertarse cada hora a tomarme la temperatura.
Sólo yo lo he escuchado cantar canciones de su autoría y llamar ambulancia de "personitas".

Sólo a mi me ha prometido defenderme de los lobos y evitar los inviernos.

Sólo él sabe de que canto.
Sólo el me entiende cuando balbuceo.
Sólo él sube a revisar que no esté dormida, me quita las gafas y me pone una cobija.
Sólo él me ofrece su saco empapado porque mi camisa empapada no me protege del viento.
Sólo con él puedo comer hasta sentirme mal y después dormir juntos.


Sólo yo sé lo que se siente levantarse media hora antes para hacerle el desayuno.
Sólo yo puedo robarle papitas.
Sólo yo puedo levantarlo para que se bañe conmigo así no tenga nada que hacer el resto del día.
Sólo yo puedo hacerlo sentir obligado a  viajar media ciudad porque no quiere que me vaya sola.
Sólo yo puedo obligarlo a ir a un criadero de aves aún cuando las odia.

Hay muchas cosas que son sólo de los dos y es increíble que hoy tenga que escribirlas, supongo que todos necesitamos un recordatorio.


Si sólo yo sé estas cosas, ¿por qué habría de escuchar a todos quienes sólo saben los pereques de los dos?

Lu

viernes, 27 de marzo de 2015

Son tiempos difíciles para los soñadores.

Alguien me dijo que en algún momento de mi vida aseguré que sólo podía mantener una relación con alguien al que pudiera ver para siempre. Lo había olvidado. Suelo olvidar muchas cosas, olvido el café de la mañana, las pastillas desparasitantes, los informes del trabajo y cargar el celular para que me lo recuerde. Siempre olvido miles de cosas, eso también.

Tal vez por eso llevaba tantos años sin un "novio", no lo veía para siempre.

Una compañera de laboratorio tiene 27 años y 5 de casada, todos dicen que es horrible pensar que a esa edad ya se comprometan a una vida junto a alguien, yo la envidio. A veces la veo con el esposo y se ve más feliz, más feliz aún que cuando encuentra una rana, más aún que cuando tiene resultados increíbles en las investigaciones. En realidad tiene todo lo quiere en la vida, y la felicidad si no se puede alcanzar, se envidia. 

Tal vez es por eso es que si creo en un "para siempre" pero no para mi. Todos mis sueños se estrujan en mi corazón y lo hacen estallar, se estrellan en mis entrañas y se vuelven veneno, sustancia ponsoñoza que carcome. Y me miro al espejo y me veo sin alma. 

No estoy de acuerdo con el modelo de publicaciones en tiempo récord, eso  disminuye la calidad de la investigación y de investigadores. No estoy de acuerdo con favoritismos, ni con la caridad, las cosas se luchan y se ganan. No estoy de acuerdo con el modelo actual de la ciencia, con las papas fritas que saben a caucho ni con dejar ir a alguien que quieres. 

Supongo que los sueños también mutan,  y si cambian a través de los años y las etapas puede que también evolucionen. Obvio al igual que la evolución como concepto biológico, esto no es direcciónal, pero ser personas de hábitos hace que el cambio no direcciónal nos aterre. 

Ahora sólo quiero dejar de existir, tal vez vagar sin rumbo hasta encontrar un nuevo sueño que me consuma. Tal vez volver a la ciencia o no dejarlo ir. 

Hoy soy una persona sin sueños, me siento vacía como una cáscara de huevo, vacía y frágil. Es la sensación más desoladora que he podido experimentar en toda mi vida, pero no le voy a huir, voy a enfrentarla y buscarle solución, porque los huevos se quiebran y no quiero ser un huevo quebrado, recogiendo pedazos de mi misma toda la vida. 

Él tenía razón, son tiempos difíciles para soñadores. 

sábado, 21 de marzo de 2015

Diatomeas

No quiero ser de esa gente que vive en "Puentes como liebres", "El amor y otros demonios", o "Verano pródigo". No quiero ser ese tipo de persona que va a esperar a alguien para siempre, no quiero soñar con esa persona una vez al mes y extrañarlo cada atardecer. No quiero perderme, no quiero ahogarme, no quiero entregarme a la melancolía y dejar que me carcoma viva mientras el mundo sigue girando y la gente indiferente pisa las gotas de lluvia que mirábamos con cariño. 

Somos básicamente la colección de momentos buenos y malos en un envase muy peculiar, como totalmente dependientes de las cicatrices emocionales e historias incompletas, así lo neguemos. 

No quiero extrañarte siempre, no quiero levantarme un día y recordarte y sentir que ese día es basura. No quiero que me duela cuando viajes, no quiero terminar por la distancia... Después de un tiempo decidimos que hacer con nuestras vidas, podemos decidir si quedarnos o irnos para siempre, yo me quedé porque ese día, a esa hora, en ese segundo no tenía otra alternativa, supongo que tu te sientes así, por eso te vas. 

En este día, a esta hora, en este segundo, no puedo irme tras de ti. Tengo que acabar lo que ya empecé y ser una persona adulta, mirar al futuro a la cara y jurarle que no me asusta, aunque me aterre. 

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No quería escribir porque era demasiado real, pero soy peor para hablar... Por un segundo, sólo por un segundo quiero no hacer lo correcto, quiero esperarte, quiero irme detrás tuyo, quiero pedirte que te quedes... Obviamente nada de eso va a pasar porque no vivimos en una película, vivimos en un mundo lleno de posibilidades para los otros, no para nosotros. 

No me molestaría si quisieras quedarte conmigo, si me pidieras algo irreal y fuéramos ese par de ridículos jugando a bobadas, pero tu, que de los dos siempre fuiste el menos sensato, ahora entiendes las leyes de la vida y apuñalas mis irracionalidades. 

Supongo que así tiene que ser. 

No quiero ser de esa gente que vive en "Puentes como liebres", "El amor y otros demonios", o "Verano pródigo"... Quiero ser una diatomea. 



jueves, 12 de marzo de 2015

No teníamos oportunidad y otras frases derrotistas.

Goyo acababa de almorzar. Eran las 5 de la tarde pero sus días eran ambiguos, nunca encontró un camino, a él no le pasó lo que a todos, no encontró una vocación, no creció, no encontró uno de esos motivos que hacen que la gente no quiera desaparecer sin dejar rastro.

Golpearon a la puerta. Se sorprendió, no la había visto en casi un año, lo último que recordaba de ella eran sus angustias pasadas y sus gafas rojas, ahora sus gafas eran negras. 

Había escuchado que tenía novio y había reído, seguro estaba buscando uno o dos orgasmos. 

Sofía entró, el olor a cigarrillo impregnó el lugar. Goyo se sintió ahogado, apenas podía respirar. Llevaba 2 meses sin fumar y habían sido dos meses largos. 

Sofía tampoco había sabido nada de Goyo, había intentado dejar todo atrás, olvidar esas historias que se la tragaban, al final siempre volvía a ellas. 

Prendió un cigarrillo. 

- Milagro en verte. - Dijo Goyo
- Milagros del diablo porque dios nos olvidó. 
- Dios no nos olvidó, sólo se burla de nosotros. 
- ¿Tienes condones? - preguntó Sofía, sus manos empezaron a temblar. 
- ¿Tienes novio?. - Respondió Goyo con una sonrisa en la boca. 
- No por mucho. - El cigarrillo temblaba, la ceniza caía. 
- Siempre que vienes es a contarme pesares. 
- Las dichas las trae solas el viento. 
- ¿Te comiste a alguien más?
- No, la vida. 
- ¿De viaje? 
- Para siempre. 
- ¿Otra ciudad?
- México. 
- Difícil. 
- Imposible. 
- Tus historias siempre terminan así. 
- Nadie sobrevive a la distancia. 
- ¿Te acuerdas de ese que trató de comprarles un futuro?
- Eso tampoco salió bien. 
- ¿Tu papá no vivió 2 años en otro país? 
- Si, pero es distinto. 
- ¿Por qué?
- Porque sí se querían. 
- ¿Ustedes no?  
- Tal vez no. Él no quiere comprarnos un día más. Yo no quiero pendejear.
- Entonces sí es imposible. 
- Necesito que se deteriore, necesito otro que me distraiga. 
- Necesitas otro cigarrillo... No podrías. 

Sofía lagrimeó, prendió un cigarrillo. Sabía que no podía, las cosas no eran como antes, no lo iba a hacer.

Goyo fumó. 

- Belcebú 

viernes, 27 de febrero de 2015

Pesadillas

Hay dos momentos importantes en la vida, cuando lo sabes todo por ser niño y cuando lo sabes todo por ser viejo.

Los adultos, seres ignorantes, tratan de manejar el mundo a su antojo, pero los niños y los viejos saben que no es así. 

Los niños tienen sus reglas, sus mundos y sus realidades. Saben que hay que preguntar para saber, que no lo saben todo pero que una vez lo aprendan no va a cambiar, a menos que aprendan algo nuevo. Saben que no hay que saberlo todo para ser feliz, sólo cosas importantes como ¿Dónde están las galletas? o ¿Qué sabor de helado es el mejor? Y ¿Quiénes son tus amigos?  Esa última es dura, pues los amigos cambian, se van con sus papás o entran en otro colegio, aún así, si alguna vez fueron amigos siempre lo serán y si alguna vez peliaron el tiempo los reconciliará. 

Ningún niño nace viejo, por eso es la etapa más pura, pero todos los viejos fueron niños. Después de cierta edad la vida te ha dado paciencia, consejos y golpes. Después de cierta edad conoces las excepciones a la regla, las sonrisas fingidas y al menos 5 de las 6 caras del dado. Y después de cierta edad te das cuenta que la mejor etapa fue la niñez, que los amigos, los dulces y las tardes no vuelven a pasar igual, entonces decides recordar con ternura y utilizar a la vida para entender lo importante y dedicarte a volver a ser feliz. 

http://www.peaceforthejourney.com
Pero la adultez es ir a ciegas, tropezares y romperse algunos huesos. Sabes suficiente para no poder ser niño pero eres muy ignorante para ser viejo, entonces vas aprendiendo a tumbos. Ser adulto es como estar enfermo, tienes que atravesar por ese mal, es necesario y tienes que intentar no morir. El alma de los niños se hunde en lo más profundo de un mundo adulto y de repente es irreconocible ante sus amigos, sus colegas, sus amores. Si lo pierdes todo, toda esa esencia y esa felicidad, estarás condenado y nunca llegarás a viejo, serás sólo un adulto. 

El problema es que no todas las personas de edad son viejos, algunos son adultos con arrugas, amargura de ignorancias. Están llenos de rencor, absorben la felicidad y la trituran como vidrio molido dejando un bonito brillo que no es suficiente para apaciguar el clamor del alma que necesita una sonrisa, un abrazo o una sorpresa. Llegar a ser un adulto con arrugas es la peor pesadilla de todo niño, de todo ser... Mi peor pesadilla.


-Lu


jueves, 12 de febrero de 2015

Reloj molecular.

Mientras se consumía el cigarrillo todo era claro, todo era naranja, todo era combustión. 

Tal vez quemarse lentamente no es la forma. 

No me da sueño. 

El autocorrector cambia  sueño por duelo. 

No sólo depende de ti, ni de mí, ni de nosotros. 

Todos podemos escribir cuentos, todos tenemos historias. 

No debí comprar un reloj de manecillas, anuncia los segundos. 

No se puede ir en contra del reloj, cada cambio, cada mutación va a generar que algo deje de ser como era, un estado derivado, sólo una corriente. 

Caos. 

Tal vez el secreto es entender que los cambios son aleatorios, estocasticos, sin intención. 

Hace dos años no habría funcionado, hace uno tampoco, el reloj molecular que alguna vez corrió a nuestro favor ahora se torna en nuestra contra, amenaza, sigue. 

No era sólo tú y yo, éramos tú, yo y el tiempo. Nadie tiene un tiempo perfecto, nadie ha vivido muy poco, nadie ha vivido suficiente. 

Eres una montaña rusa, sólo vas dando vueltas, una montaña rusa envuelta en la niebla. Vamos a ciegas, íbamos juntos, pero no éramos. 

Las montañas rusas no son impredecibles, la vida tampoco, la respuesta a todo es que es estocástico. La preciada ciencia lo enseña, pero nosotros lo ignoramos. 

-¿en qué andas?
- escribo
- ¿Se te quitó el sueño?
- Ajá
- ¿estás brava o algo?
- No
- ¿Entonces que tienes?

No puedes verlo. 

Quiero dormir, quiero silencio, quiero la nada. Quiero nunca haber empezado pero también quiero congelar los momentos, para alguien con mi memoria los momentos son visiones borrosas de recuerdos olvidados. 

Quiero quemarme como el cigarrillo. Escuchar la combustión. Quiero estar y no estar. 

Te voy a extrañar, todos te vamos a extrañar. 

Las cosas adentro son oscuras, pero tibias, esa tibieza nos hace conformes, nos hace únicos, nosotros. Quiero tenerla y perderla. 

Tal vez sólo tengo que esperar a que se acabe el cigarrillo, a que se queme, a que vuelva a empezar. 

De la ceniza no nace un fénix y todos tenemos fecha de caducidad.  

- te amo
- te amo

*toma su mano entre la de ella, cierra los ojos y trata de escapar.* 


Lu

martes, 20 de enero de 2015

Mario Vs Mario.


Si no supiera los nombres, las historias y la nacionalidad aún tendría mi corazón. 

La personalidad de Mario debe estar plasmada en las letras, así que Mario debe ser un ser en conflicto, un ser duro que mastica la carne cruda y toma whisky sin hielo. Mario nos regala conmoción que revuelve el estómago, que te hace vomitar, que te hace desear no tener tripas. Mario mata y ve morir, sufre y ve sufrir, cubre tus ojos con una tela oscura que llena de nubes la tarde de lluvia. Mario es un golpe en la humanidad, un delirio de injusticia y unas ganas de cambiar el mundo después de reponerse del deseo visceral. Mario enfatiza la historia, la cuenta desde tan cerca que puedes sentir el miedo, puedes sentir como se te abre la piel y te sangran las emociones, y cuando estás sangrando, muerto de pánico, Mario toma un tarro de sal y te tapa la herida, tal vez te la cicatrice pero esa cicatriz debe ser producto del dolor, debe ser de esas cicatrices que no se mencionan y por la que cuesta recordar como era tu vida antes sangrar.

Las palabras de Mario fueron catalogadas como oda a la homosexualidad y la cursilería empalagosa que nos hunde en un mundo molesto y sin sentido, sin embargo sus palabras son sinceras, y toda sinceridad trae tristeza. Pero no es esa tristeza repentina que golpea con el puño cerrado el corazón y no te deja respirar, es la tristeza de las realidades, esa tristeza que se escapa en discretas gotitas que ruedan por las mejillas y te hacen pensar en la suerte que tienes por leer sus historias y no ver en ninguna tu nombre... Ese es el tipo de Mario que te roba el corazón. 

Podrían los dos abordar el mismo tema y aún así uno sería un poema y el otro un epitafio. Ambos luchan por lo mismo, no por la igualdad, ni la justicia ni el amor. Luchan por ser escuchados, porque ambos Marios han tomado como profesión meterse detrás de los ojos de las personas y mover el cerebro y las tripas, pero aún así sólo uno de los Marios me hace llorar con esas lágrimas, esas que no incomodan, esas que corren por las mejillas en buses, trenes y aviones, y viajan por los caminos más oscuros para volverse habitantes de mundos desconocidos. Sólo uno de ellos puede hacerme llorar y aún así querer volver a leerlo. 

Como todos los genios su leyenda se reafirma después de muerto.

Lu 

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...