domingo, 14 de diciembre de 2014

Tayrona

Ya estaba acostumbrada a él. Habían pasado varios meses desde que había aceptado la idea.  Para nadie era mentira que estaba acostumbrada. 

Seis años le tomó volver a confiar, el problema de ser tan pequeño y apostar es que no se ven las magnitudes, no se entineden, no se respiran.  Y fue así y fue por eso que Sofía perdió gente maravillosa, demasiada. Pero hay que volver a empezar en algún momento, hay que reparar las cosas y empezar de cero. 

El hambre se apoderaba de ella, nunca había sido diestra para fumar y no querer comer con locura, los pecados eran su fuerte en ese mar de humo y libertad. 

Pequeños palitos de pólvora se encendían en la interminable playa. 

Los biólogos nunca han necesitado muchos lujos. Hacia días que habían comido en un restaurante en el centro histórico de Cartagena, de esos donde hay que disfrazarse de persona elegante como si todos naciéramos con camisa y vestido. Esto era mejor. La playa era enorme, los enlatados tenían un sabor exquisito, las chispitas brillaban y las ranas cantaban al fondo haciéndole competencia al mar. Esa noche no llovía, habían salido de la carpa, habían decidido tomarse la playa y reír, cantar, y pensar en cosas sin sentido.  

Sabía que él la podía llevar de vuelta, había estado lo suficiente con él para saber que el humo no se lo lleva, no como a ella, no como antes. 

Los zancudos se daban un festín con las piernas desnudas de los dos idiotas de la playa pero no importaba, nada importaba. En ese viaje todos los habían llamado esposos, les causó gracia, ella estaba acostumbrada a él, no iba a asustarse por un comentario, no iba a perderlo por miedo. 

Las semanas mágicas ocurren en lugares simples. Un parque natural sin agua potable era la mejor opción. Una carpa, un sleeping, una sábana y las botas de campo de un par de biólogos. 

Entonces Sofía lo entendió, no era las sesiones maravillosas de sexo sin fin, el agotamiento después ni dormir juntos, era estar feliz, no pensar en el pasado, en el futuro, no sentir miedo por perderse en el humo... Eso era lo que ella quería. 

Dos semanas, no importó, estaba acostumbrada, dos semanas durmiendo juntos, dos semanas donde el miedo se desvaneció, definitivamente no iba a ser el aburrimiento. 

"Cuando no te molesta que te casen, cuando el sexo es increíble, cuando puedes pasar semanas con él es hora de correr" pensó Sofía...

Sonrió

Lo abrazó, lo besó y le dijo que volvieran a la carpa, quería sentirlo adentro de su piel y su corazón. 

No iba a correr. 

- Belcebú 

sábado, 13 de septiembre de 2014

El cementerio de cometas

El miedo es la respuesta natural a muchas cosas, nos mantiene vivos y es sano... 

Estoy asustada... Estoy asustada porque llegué  a donde quería llegar, porque las cosas salieron bien, porque lo logré. Estoy asustada porque no soy la persona que quería ser cuando empecé pero soy la que construí todo este tiempo. Estoy asustada por no poder esforzarme más, por no poder cambiar nada en este momento. 

Estoy asustada por no haber quedado embarazada, en un centro de rehabilitación o en algún lugar donde la ciencia es basura. Estoy asustada por ser la bióloga que quería y por haber avanzado tan rápido -tengo 21 y ya soy profesional- ... Cuando el avión despega, el momento inmediatamente anterior a coger vuelo siempre me dan nervios, desde que era pequeña; mi mamá dice que es porque no estoy acostumbrada a ir tan rápido y sólo en tierra se siente, pero volando también voy rápido y no lo siento.Aterricé hace unos meses y ahora tengo que volver a despegar y siento miedo por volver a hacerlo, estoy aterrada pero estoy feliz porque lo hice. 

Hoy no me entiendo, estoy tan cerca y me siento tan asustada, nunca había llegado tan lejos pero los aviones no tienen reversa y así pudiera, no volvería. 

Tal vez mi miedo es tomar el avión equivocado pero en la vida no hay correcto ni equivocado. En biología nos enseñan que las cosas no son buenas ni malas, bonitas ni feas, sólo son. Así que hoy voy a proponerme no arrepentirme de nada. Hoy soy sólo yo enfrentando mis imposibilidades. Hoy va a ser un día memorable y voy a recuperar la semana que perdí lamentándome. Hoy me voy a montar en el avión y si no aterrizamos donde hoy quería no será malo, ni bueno, sólo será. Hoy soy invencible, también soy inmensamente feliz, así esté lagrimeando. 

Hoy lo voy a lograr por toda la gente que no pudo, por todos los que conocí y por lo que me enseñaron. Hoy amanecí aterrada pero sé que puedo, porque siempre he podido y porque esto no es más grande que yo... En realidad no es tan grande... 

Hoy ya no vuelo en cometa, vuelo en avión. 

-Lu 

miércoles, 13 de agosto de 2014

22:15


Sofía
Es increible como cambian las cosas de rápido ¿no?

Pablo
¿Qué cosa?

Sofía
Todo
Las cosas que a uno le importan
Pablo 
¿Por qué lo dices?

Sofía
Porque estaba leyendo lo que escribo
Yo escribo de cosas que me importan
Pero hay cosas que me importaban el 11 de febrero y hoy ya no
El 11 de febrero escribí: "Mañana no voy a querer creer, pero en dos días tal vez quiera hacerlo, tal vez escuche esta canción y lagrimee, y moquee y me ponga sentimental. Tal vez me tome una, dos, tres, cuatro, diez cervezas pero voy a seguir creyendo y eventualmente me voy a dar cuenta que no hay nada tan poderoso como para no creer… Hasta que pase algo más…"
Acababa de pasar algo triste en mi vida… Pero no sé bien que fue

Pablo
¿Y ya no te parece grave?
Mmmmm

Sofía
No, ni siquiera puedo recordar bien que era

Pablo
¿Qué podrá ser?

Sofía
Es que a finales de enero me pasaron varias cosas
Pero a finales de enero sabía que no iban a importar en un tiempo y ya no las recuerdo

Pablo
Sí, es muy loco como las cosas dejan de importar
Sofía
Es más loco como nos importan tanto…

Pablo
Es cierto
Mira que hoy Carla me dijo "lo pillé el jueves".

Sofía
¿Y te importa?

Pablo
No, ya no

Sofía
Lo siento, fue mi culpa

Pablo
No importa





martes, 12 de agosto de 2014

Los prejuicios de La bestia humana

Sofía tenía la creencia que se podía conocer a una persona por la respuesta a la pregunta "¿cuál es tu libro favorito?"... 

Las personas que responden inmediatamente la pregunta son aquellos que no tienen corazón, o biblioteca... Son personas que han leído poco y amado mucho por razones equivocadas y superficies brillantes. Los que afirman no saber son más sensatos, saben que hay infinitos universos en la mente de los escritores y que, al igual que el amor verdadero, podrían no conocer nunca a su libro favorito, sin embargo tienen opciones. Finalmente están los que no dicen nada, se conforman con un "no sé" pero tienen perfectamente claro sus películas favoritas y probablemente sólo coman palomitas con sal por miedo a probar el caramelo. 

Eran las 8 p.m. Sofía comía con su nuevo descubrimiento una hamburguesa grande con papitas agrandadas. Sofía no suele comer tanto, pero sabía que el viaje iba a ser largo. Se refería consigo misma a él como "su nuevo descubrimiento" porque había roto todos sus paradigmas, había hecho añicos sus reglas y se sentía feliz de conocer a alguien que no encajara en sus prejuicios,él la hacía ser mejor persona. 

Salieron a las  8:30 p.m., Sofía no maneja así que iba apenada porque no podía relevarlo en caso de que él se cansara. La probabilidad de perderse era alta, una carretera destapada, que de vez en cuando desaparece como si un gigante hubiese mordido sus bordes, poco transitada, poco señalizada, un pueblo que no aparece en la señalización. Una neblina tenebrosa se posaba sobre el carro de vez en cuando, pero a él  parecía no importarle, sonreía cada vez que Sofía cantaba estupideces y le decía "tranquila" cada media hora. 

Una noche hermosa, luna llena, estrellas con luz tenue al lado de la esfera blanca gigante que ha hecho soñar a millones... Era un sueño... Un sueño tétrico. 

Uno, dos, tres cigarrillos con sonrisa picara antes de desayunar. Un día soleado, demasiado para no ser incómodo caminar con botas pantaneras y camisa. El camino lleno de piedras y lodo, pájaros cantando y reptiles burlándose de la lentitud de los monstruos de botas de caucho. 

Una, dos, tres mil gotas de agua caían en la quebrada. Sofía, tan ágil en el agua como una roca se negaba a entrar del todo, él con su sonrisa perpetua la llevó hasta la espuma que golpea las piedras con ferocidad infinita. Uno, dos, tres cigarrillos sobre una roca mientras las espaldas se quemaban. 

Mil piquetes de zancudo se acumulaba pero el olor a hierba quemada hacia ameno el rato. La noche no es silenciosa en el campo. Él  bajó un pedacito de estrella, la puso en una barra y la encendió, el efímero placer de las barritas de pólvora que parecen arder por siempre. Las noches mágicas siempre tienen algo de luz. 

Parecía saber el punto exacto donde Sofía explotaba, sabía donde pinchar para volverla una niña de 5 años persiguiendo sueños en las montañas, parecía saber como abrazar y que responder para permitirle a Sofía ser todo lo inmadura posible. Sabía donde oprimir para sacar la felicidad e inocencia, para llenarla de fantasías y mundos irreales llenos de personajes de fábulas… Parecía saber con toda certeza como hacerla explotar y dejarla dormida junto a él.

La luna en un atardecer es irreal, su irrealidad depende del color naranja de las nubes que la rodeen. Las ranas pasan la carretera para saludar a los viajeros que las añoran... O para escapar de ellos. En todo caso son iguales de irreales a la luna rodeada de nubes naranjas. 

La bestia humana... Imposible saberlo, Sofía no podía conocerlo sólo con su respuesta. Contestó sensatamente, lo  pensó con cuidado y respondió "en este momento, La Bestia Humana". Imposible saber si era una interesante decisión, era un libro que Sofía no había leído... Un libro que quería leer, pensar, sentir, besar.

A veces las cosas que no conocemos son irreales. 


- Lu

miércoles, 6 de agosto de 2014

Pap pap

Una fría noche, Terry la tortuga estaba nadando por su hermoso estanque, quejándose de su oscuridad, estaba cansada de verse rodeada de gente que la quería, de no tener emoción, de no saber como es extrañar, sentir miedo, desesperarse… Era una tortuga muy joven y melancólica, soñaba con épocas extrañas e intangibles, estrellas de luz vieja que posiblemente habrían visto nacer a ese estanque. 

Esa fría noche, bañada con luz vieja de nuevas estrellas un ser espantoso adentró sus extremidades en el estanque, no tenía escamas como Terry, era suave y caliente, sin embargo la tortuga melancólica estaba con ánimos de conocer las distintas formas de la muerte y no nadó, se pasmó frente a la gigante y horripilante bestia y sacó la cabeza para observarle mejor. Se erguía como los árboles y los pastos, tal vez necesitara de la luz del sol para guardar su calor, tenía extraños y diversos colores en la piel. Tomó a Terry en la punta de sus delgadas extremidades y la introdujo en una cápsula transparente y suave. Ese día Terry conoció el terror. 

Pasaron varios días donde Terry veía a través de la cápsula cambiar el paisaje, la introdujeron junto con varias criaturas en un objeto gigante que se movía a gran velocidad y ese día Terry conoció el frío de verdad. 

Llegó a un frío lugar gris, lleno de árboles cuadrados con diminutas lucecitas que se agolpaban por todos lados, "El lugar más frío del planeta" pensó. Se avergonzó de si misma al darse cuenta que su corazón estaba lleno de emoción, saltaba como una pequeñísima rana en un caparazón duro, podía escucharlo… Se preguntó si las criaturas podrían escucharlo también. Fue depositada en una cápsula cuadrada de cristal, llena de rocas y agua tibia, era más hermosa que su estanque, iluminada, con piedrecitas de coloresEstaba lejos de ese lugar llamado "casa", estaba feliz. 

Sólo unos días después empezó a extrañar a sus amigos y familia, las Tortugas que se encontraban fuera de la urna sólo la imitaban, pero no hablaban con ella ni eran amables, tal vez querían verla triste, tal vez no les importaba… Darse cuenta de su reflejo fue un proceso doloroso, pasó de la inquietante indiferencia de otros seres a la desesperanzadora realidad de verse sola en una hermosa urna de cristal. Su desolada existencia se tornaba aburrida y su única compañía era la criatura fuera de la urna que paseaba de aquí para allá a horas extrañas, tomando objetos extraños y dirigiendo una cálida pero aterradora mirada de vez en cuando.


Pap pap sonaba tras una roca, pap pap se repetía constantemente. Terry decidió mirar, tal vez encontraría una mini criatura que le enseñara como volver a casa. Escaló varias veces las grandes rocas que se interponían, una y otra vez cayó a las profundidades de la impecable urna de cristal,. Tardó tres días en encontrar la determinación suficiente para escalar las rocas hasta no caer… Y allí, en la esquina de la urna de cristal vio una curiosa piedrita naranja con extraños palitos a su alrededor moviendose:

http://www.naturahoy.com/sites/default/files/styles/large/public/field/image/cangrejo.jpg
- ¿Qué eres?- Preguntó la curiosa y ahora poco melancólica tortuga. 
- Soy un cangrejo, mi nombre es Sebastián. 
- Que nombre tan horrible ¿Quién te lo ha puesto?- 
- Las criaturas, y por lo que sé tu debes ser Terry. 
- ¿Terry? que ridículo, de donde vengo no necesitamos nombres, sólo necesitamos saber quienes somos. 
- ¿Qué eres? - Preguntó Sebastián con timidez. 
- Una tortuga - Afirmo Terry orgullosa. 
- ¿De donde vienes? 
-Eh… No lo sé, estaba en un estanque y las criaturas me trajeron y… ¿Tu de donde vienes?
- Del río. 
- ¿Por qué haces ese ruido tan molesto? 
- Así somos los cangrejos. 
...

Con el tiempo Sebastián y Terry se hicieron amigos, compartir toda una vida en una pequeña urna de cristal no les dejaba muchas opciones. Terry era muy voluntariosa y caprichosa, pero alegraba las tardes del introvertido cangrejo. 

Pasaron 3, 4, 5 horas y la criatura no llegaba a alimentar a Terry… Pasaron 7,8,9 horas y Terry moría de hambre. 

- Comete una de mis patas. 
- ¿Cómo se te ocurre? Te dolerá. 
- No me duele , soy un cangrejo fuerte… Es normal que perdamos las patas a lo largo de nuestra vida. 
- Muchas gracias, pero no acepto sobras de los cangrejos… 
- Pap pap
- Moriré de hambre.
- Te di una solución.
- No… Sería la segunda vez que como una pata tuya. 
- Tendía 4 más, sería como tu. 
- No estoy dispuesta a morir de hambre. 
- La criatura se olvida cada vez más seguido de nosotros. 
- Moriré de hambre.
- No dejaré que ocurra. 
- Necesitas tus cuatro patas. 
- Seré como una tortuga coja, además tengo mis pinzas, puedo usarlas como patas. 
- ...
Pap pap
… 
- La criatura no nos quiere ¿Verdad? 
- ¿Por qué lo dices?
- Nos saca de nuestras casas, nos encierra en una urna y nos deja morir de hambre. 
- Aún tengo patas. 
- Las necesitas. 
- No las necesito, no tengo que moverme mucho. 
- Yo cuidaré de ti, lo prometo.
- Pap pap
- Me siento sola. 
- Jamás me habías hablado. 
- Es porque me siento sola. 
- Tu forjaste tu propia suerte. 
- Tenía hambre. 
- Pudiste esperar.
- No podía esperar más. 
-Te preferiste sobre él. 
- La naturaleza se trata de eso. 
- Entonces estas condenada a estar sola… Él también hacía parte de la naturaleza, te amaba tanto, no luchó. 
- No me amaba. 
- Si pone su bienestar sobre el tuyo, es amor. 
- Eramos muy distintos. 
- Y él hizo todo lo que pudo por hacerte feliz. 
- Criatura… ¿Cuándo vas a devolverme a mi estanque?. 
- Tu estanque ya no existe, los humanos somos como las tortugas y matamos el estanque. Este es tu nuevo hogar.
- A veces escucho el pap pap
- Yo también lo extraño, y a mi nunca me amó.


Era una criatura solitaria la que había adoptado a la tortuga, silenciosa, introvertida y melancólica. Si hubiera conocido a la tortuga en otra vida probablemente habría sido devorada. 

- Lu 

domingo, 20 de julio de 2014

M:

No te entiendo, nunca te entendí… Aún ahora creo que no puedo entenderte. Tal vez éramos muy distintos, tal vez nos volvimos distintos para no encajar y sólo tener una bonita historia que contar.Pensábamos distinto y yo siempre te juzgue por eso, ahora entiendo que no debí hacerlo. Nunca quisiste nada malo para mí, y quiero que sepas que yo tampoco. Muchas de las cosas que hice y que ahora hago no tienen sentido, como no confiar en ti... Hiciste todo lo posible porque así fuera y aún así no pude, o tal vez sí… Es importante que lo sepas, al final lo logré, confié en ti, total y ciegamente. El problema (para mí) no fue que me hubieras dicho mentiras sino que hubieras omitido la verdad… Te quería, muchisimo. Aveces aún lo hago, mientras pienso como habría sido todo si me hubieras pedido cambiar.

Accediste a mis reglas con tu estupidez característica (Sí,sí, eres estúpido), tal vez si no lo hubieras hecho no habríamos pasado tan hermosos momentos, pero ahora eso nos está separando. Lenta y dolorosamente voy creando un abismo entre los dos que siento que no puedo cruzar. No quiero morir, no aún… En “El regreso del joven príncipe” mencionaban “Debe ser triste no ser amado… Es peor no poder amar”, no creo que con “amar” se refieran al amor para siempre de las películas de princesas, lo siento más como el hecho de no poder construir algo sólido, no poder confiar, no poder sonreír sin pensar que la otra persona tiene segundas intenciones.

Hoy me pareces más transparente que nunca, hoy me duele diferente. No es un dolor punzante en la mitad de mi cabeza, ni un vacío en el corazón… Es más como una molestia agradable, como mirar a contraluz la persona que quieres, como levantarse con guayabo después de una noche hermosa… Es eso, guayabo, resaca, lo que debemos pagar después de vivir algo memorable.

Espero que tus recuerdos no se me borren. Sé que tengo pésima memoria pero -al menos hoy- siento que dejaste algo en mí que es imposible de borrar, así suene cliché. Tal vez por eso es un cliché, las personas lo sienten y no saben como expresarlo… Es como si el corazón fuera una bolita de tela con algunos alfileres, eso suena menos romántico pero menos cliché y un poco más parecido a la realidad… Tengo un alfiler con tu nombre y lo atesoraré mientras mi memoria lo permita.

Me siento lista para seguir adelante, creo que no tengo tanto miedo como hace unos meses… Me siento lista para dejar que alguien me rompa el corazón y lo debo a ti. Lamento que no seas tú de nuevo (ya lo hiciste y nunca tuve el valor de admitirlo, eras parte de mi insomnio)… Tal vez… Aún no sé quien pueda acercarse lo suficiente para permitírselo, permitírmelo. Espero que para ese momento ya no sienta un poquito de ti cada mañana y cada noche.

Decir que te quise muchisimo ahora suena como una mentira, aún te quiero, sino no estaría lagrimeando. Haces parte de mi vida y voy a recordarte como un ser dulce, inteligente y payaso… No como el patán que eres cuando estás molesto conmigo.

No quiero perder a un gran amigo.

Gracias, desde lo más profundo de mi corazón.

Y hoy -sólo hoy- te digo vuelve… Tal vez más adelante… Tal vez mañana… Tal vez nunca más.

-S.

P.D.: Habría deseado disfrutar más tus cortinas.

viernes, 18 de julio de 2014

Fracasar por lo alto.

La vida no es lo que uní espera, nunca. Los planes que se cumplen siempre tendrán un problema, a corto o largo plazo y los que no salen son el común denominador. 

Cuando Sofía nació sus padres juraron darle el mejor futuro posible, después vino la depresión del 99, así que el mejor futuro de Sofía se convirtió simplemente en un futuro que tuvo que compartir con un recién nacido que redujo el presupuesto del futuro de Sofía y vació las cuentas de sus padres. A cambio de todo el dinero ahora Sofía cuenta con un adolecente que para este momento podría ser su mejor amigo. 

El tiempo pasa y uno no puede simplemente existir y ya, tiene que matarse entre la selva de papeles, cuentas y deudas para comprar comida que otros animales obtienen sólo caminando un poco. "Las reglas del juego no son así, Sofía. Existir tiene un precio que debe poder pagarse". Esos comentarios ya no la afectaban, estaba decidida a volver a ser feliz, al morir Arturo había muerto un pedazo de ella, un pedazo minúsculo que se llenaba con ocio y diversión… Volver a ser feliz, esa había sido su meta, imaginó que podía pagar ese precio y entro a la universidad decidida a encontrar la felicidad. 

Por años estudió con más pasión con la que se puede besar a un hombre o celebrar un gol, por años la felicidad tenía ese sabor de estrés y tinto a las 3 a.m., tenía la felicidad en sus libros, sus apuntes, su cerebro, había atrapado la felicidad. 

Esa metáfora de autosuperación que dice que la felicidad es como una escalera es verdad, se sube con esfuerzo y se camina sobre la felicidad hasta que se acaba el camino y uno se va de culo y tiene que volver a subir. 

Sofía se fue de culo meses antes de graduarse, el plan había llegado a su fin ¿Y ahora qué?. "Debí estudiar una carrera comercial" se ha dicho por los últimos cuatro meses. Ese no era el plan, el camino era ilimitado, el camino de la felicidad no tiene fin. 

A Sofía, como a muchos los jodió la imaginación. Si uno sólo puede ser feliz haciendo lo que le gusta entonces debe aprender a modificar sus gustos. Esto no es un cuento con un final feliz ni una novela donde la mayor preocupación es el amor de tu vida, esto es la vida real, tan cruda y desgarradora como puede imaginarse. Esto es la razón de que los genios se vuelen los sesos y los idiotas se sientan bien. 

Lentamente el mundo real se traga la felicidad y la convierte en necesidad de adquirir objetos, miles de objetos, millones… Y la felicidad se pierde… 

Sofía va a tener que pagar un precio muy alto por creer que la felicidad se encuentra en los libros y no en el dinero, después de todo ¿Qué compra los libros?. A eso se le puede llamar fracaso por lo alto, conoció la felicidad, el fin de la escalera y el fin del camino, se cayó desde lo más alto y se le partió la sonrisa. 

Tal vez si todas las historias terminaran mal, todos estaríamos preparados para comer la mierda que nos ofrece el mundo adulto. 

- Belcebú

domingo, 6 de julio de 2014

Libro Viejo

- Lo siento, no sabía que… 
- Está bien, estoy acostumbrada. 
- Disculpame por ponerte entre la espada y la pared.
- Algún día tenía que pasar.
- Me siento muy mal… 
- Ya no tiene importancia. 


Ser un libro viejo no siempre es fácil… Al principio es maravilloso porque la gente ve historias magnificas, leen el prologo y los primeros capítulos y les encanta. El problema es que avancen en la historia, que la analicen. Muchas personas dicen estar enamoradas de las historias de los libros viejos y los empiezan a cargar en el maletín para leerlos en el bus, en los ratos libres, entre comidas. Tu te enamoras del libro.

Cuando lo lees demasiado, te das cuenta que los libros viejos tienen historias entre lineas, pero esas historias están ocultas a los ojos normales. Entonces te haces amigo del libro, de los personajes, enamoras a la doncella y matas al villano, seduces al libro, lo haces creer, lo obligas a creer, a querer… Ahí es cuando el libro decide contarte las historias entre lineas, detalles no revelados, pensamientos que los personajes no querían que salieran a la luz (recuerda, tu pediste al libro que te dejara entrar a ese centro que no debía ser husmeado por cualquiera), el libro te cuenta historias siniestras de lineas poco definidas y heridas abiertas. Ver el trasfondo del libro es como estar en medio de una guerra, conflictos de intereses, cicatrices, lesiones que aun no sanan… 

Ser un libro viejo es difícil, los lectores esperan encontrar historias de personas fuertes, rudas, duras, capaces de ir en contra de cada corriente y cambiar la dirección del río. Cuando el libro te muestra que sus protagonistas son humanos, lo odias. Lo has leído, has entrado a su centro y no te ha gustado lo que ves, no es lo que prometía el vendedor, no es lo que prometía el título, no es lo que prometían las expectativas... Ya no lo quieres. ¿Qué se hace con un libro que no se quiere?… Se desecha. 

El libro vaga por las mesas del café donde decidiste abandonarlo, pasa de mano en mano hasta que alguien decide leerlo. Lee el prologo, los primeros capítulos, le encanta. Esa persona se ha enamorado del libro y el libro se ha enamorado de él. Pensando que otros libros viejos han encontrado el amor verdadero decide volver a arriesgarse y dibuja con tinta tenue las palabras entre lineas y las historias que no se deben contar… Ese libro merece su suerte, sabe que sus detalles le quitan presencia a su historia, la transforman de imponente a tierna. Ese libro ha cometido un gran error: Creer. 

Y vuelven a dejarlo sobre la mesa de un café, un escaparate, una silla en el parque. Hasta que alguien se enamora de nuevo.

Ser un libro viejo no es fácil, porque no aprende, no se acostumbra a que las personas nuevas no quieren libros viejos. Por suerte para las personas, pueden entrar en el interior del libro, leerlo, manosearlo, estrujarlo hasta que salga cada secreto de sus volubles letras y dejarlo abandonado sólo porque no les gustó lo que el valiente libro se atrevió a confesar. Los libros viejos no soportarán esto por siempre…¿Cuánto puede aguantar un libro viejo?

No sé en que momento nos volvimos libros viejos. 

- Lula  


lunes, 30 de junio de 2014

Temporadas

Estoy feliz... Estoy rodeada de gente que sólo quiere pasarla rico, cervezas, cigarrillos... Pero no quiero convertirme en ellos. 

Ser trascendental le quita alegría a la vida , le quita ese hermoso importaculismo, pero ser superficial le quita vida a la vida y cariño a las sonrisas. La cuestión es que uno sólo puede escoger un bando, no dos, porque en este juego es uno contra uno. Entonces uno debe elegir entre ser un importaculista, cerrarse y querer a dos o tres o ser pasional, estúpido y sincero, exponerse a que lo vuelvan mierda pero querer de verdad, aferrarse y encontrar esas cosas invaluables que no se notan a simple vista. 

No es fácil, y no es posible ser los dos. Un importaculista no disfruta las palabras de los demás porque los significados no existen, pero para un lunático hasta la luna tiene un significado más allá de los satélites. Si un importaculista encuentra algo lindo lo apreciará en forma pero no en fondo, un lunático lo amará  tanto que le dolerá. Y no hay extremos, o amas algo o no, o amas los amaneceres de excesos porque te dan esperanza de que todo va a ser mejor o te ahogas en alcohol y no lo notas. 

Buscar un intermedio es ridículo porque es ridículo querer a medias a alguien que te hace sonreír. Y en un mundo donde si los términos medios son engañosos, los extremos son la peor solución. Así como no puedes querer a medias tampoco puedes poseer, no puedes adueñarte de una sonrisa o de un suspiro, porque corren libremente, son como el agua en las manos, la sientes pero se escapa entre los dedos y se lleva consigo la calidez. 


http://www.melinalitauer.com.ar/pinturas-serie-inocencia/lunatico.php

No son los extremos, no es el punto medio, entonces toca elegir, o lunático o importaculista, ninguna es perfecta; El lunático  quiere mucho, sin frenos, sin restricciones y va a toda velocidad por pistas que él sólo ha creado, como consecuencia debe estrellarse con realidades ajenas y luchar por demonios prestados. El importaculista  no tendrá jamás este problema porque sus autopistas no son de la ridícula y resbalosa sustancia de la que están hechos los sueños, su autopista es de concreto y sabe de otras realidades, pero el importaculista  no tiene razón para acelerar, no tiene por qué ir a toda marcha porque no tiene nada para conservar, porque viaja por ahí sin ataduras y sin fotos, sin alguien a quien acudir en momentos de tristeza. 

Una vez el lunático  se estrella se sentirá sólo, esa sensación es dolorosa. Por otro lado el importaculista  está acostumbrado, no le duele nunca, o le duele todo el tiempo... Esa esencia invisible que hace las ilusiones difusas se le escapa de sus realidades... El lunático acaba de describirla como dolorosas. 

¿Y si uno quiere algo bonito alguna vez y ya no puede tenerlo? o ¿Si se quiere una vida vacía y debe pedirla prestada porque perdió la propia?. Entre las dos debe haber un límite de saltos, cuando se pasa ese límite te quedas del lado que te tocó. Puedes estar perdiendo esencia, sexo o sonrisas sinceras, puedes estar perdiendo para siempre, puedes estar no ganando nada… Puedes estar perdiendo. 

Y no hay termino medio porque las cosas bonitas se cuidan o se botan, dependiendo de su utilidad, pero no se mantienen guardadas en cajas apiladas. O se es lunático o se es importaculista pero jamás los dos. O podemos pasar una temporada en la luna y otra en el culo… Y siempre sentirnos mal porque no estamos del otro lado. 

- Lu 

martes, 20 de mayo de 2014

Crayones Azules

A veces simplemente nos volvemos vagos, idiotas, y somos felices así… Es sólo cuestión de sonreír y no pensar, pensar es malo, el que piensa pierde, pensar duele… Ocho de cada diez veces es porque pensamos demasiado, una de cada diez porque no lo pensamos, otra de cada diez es porque realmente duele. 

Tal vez estamos mal, tal vez leer no importa, el sexo es el centro del universo, las drogas son alimento y las tetas necesidad. Tal vez estoy mal, el resto del mundo está bien y no hay nada que pensar. 

Debo admitir que trato de volverme banal y hablar de temas estúpidos e inaportante con gente estúpida e inaportante… El sexo también es un tema inaportante, hablar de sexo no los hace más inteligentes, liberales o modernos, es inaportante porque es una descripción de acciones que nos dan placer, nada diferente a burlarse de alguien más, trabarse o en los casos más deplorables: Comprar ropa. 

Se puede ser feliz si no se va contra la corriente, si se sigue al Gran hermano, si se toma Soma y no se puede ver. Se puede ser feliz en la ignorancia o el importaculismo… ¿Saben lo difícil que es para alguien que no se siente parte de esta época adoptar esas impresiones?. No tengo miedo a hablar de sexo, pero no todo es "tetas, culos y doble penetración", me gusta el fútbol pero no me voy a hacer matar por un equipo, tengo Twitter pero mis verdaderos amigos no se hacen a punta de tuits, considero que la música de ahora es basura aunque algunas bandas me gusten y que el amor está sobrevalorado al igual que la guerra.

A veces me preocupo por aprender cosas nuevas, hablar con gente que me enseñe, amo la gente que me enseña… Y se interpone el sexo. Un amigo me dice que el poder de las tetas se paga caro, ni siquiera tengo unas tetas tan grandes, son promedio y no tengo culo, pero las ganas de hablar sobre sexo están ahí, eso o un puto smarthphone. Por ejemplo, le pedí a alguien que me enseñara sobre un tema interesante para mi y cuando le quité la cara dejó de enseñarme. No me considero una delicia, para mi estoy bien, pero no para hacerlos pensar en sexo 24/7. La culpa no es de ellos, es la publicidad que los satura de sexo, les llena la mente como si fuera un recipiente que al abrirse derramase el líquido del que sólo brota publicidad vacía e inaportante. 

Mis conversaciones saltan de "Me comí a alguien" a "mi fetiche es" incluyendo el "Yo si me lo comería"… Ya no se habla de libros, música, teatro, cine que valga la pena y menos de avances científicos, guerras, pobreza mundial o la alerta declarada por poliomielitis. Saben que la poliomielitis tiene cura, se llama DINERO, si se invirtiera más dinero en vacunas gratis en África esta alerta no existiría, pero no hay plata porque Lionel Messi en el 2013 se ganaba
16 millones de euros y ahora, en el 2014 hay que aumentarle unos cuantos millones más. Pero no importa, siempre tenemos el sexo, el fútbol y la ropa par olvidar cosas como estas.

Estoy cansada, soy poco tolerante a la gente inaportante, me voy a meter un crayón azul en la nariz como le hicieron a esa mano de votantes imbéciles antes de entrar a las urnas. 

- Lu

lunes, 14 de abril de 2014

CupCakes

"Si uno lo piensa, no era tan grave. Era sólo un idiota con casi el doble de la edad de Sofía, altamente inmaduro buscando enredar a una niña chiquita"... Eso es lo que pienso cuando estoy triste. Con ese pensamiento he aprendido a dejar las cosas así. 

Nadie se muere de amor, nadie extraña a nadie eternamente y nadie siente culpa por siempre… Él se murió porque Alexa lo vendió, porque quería su dinero, porque le gustaba usarlo. Yo me siento culpable porque Alexa también me usó a mi, al igual que Arturo. 

Mi gadejo es algo más que eso, es tal vez una mezcla de fechas, sentimientos y cosas incompletas. Mi gadejo es mirar a la montaña y pensar que no sé que hacer, que tengo miedo, que estoy sola. 

La soledad nunca me ha importado, no me molesta y me es necesaria casi todos los días, hoy no. 

Cumplir años es difícil, sólo puedo pensar en la gente que perdí y en la gente que no está para mi. Hay momentos en los que simplemente pasa el tiempo y uno no puede entender la razón por la que alguien es valioso, no puede recordar porqué podrían apreciarlo, no puede sentirse bien. 

Creo que ese gadejo es falta de trago, falta de cerveza, vino y ron… Falta de fumar, falta de algo así. Es falta de pastillas anti depresivas y ácidos de elefantes rosados, ese gadejo es estar sobrio en el cumpleaños, eso es todo… Por eso la gente celebra, para no estar consciente en fechas que posiblemente nos hagan miserables y nos trituren el cerebro.

En realidad no es una fecha importante, estoy un año más cerca de morir y un año más lejos de cumplir mis metas. Aún así la gente me felicita, ese debe ser mi gadejo. 

Este año ha sido especialmente duro, he estado a punto de cobrar la herencia de Arturo varias veces, sin olvidar las amenazas de Alexa, no soy capaz… Tengo poca motivación y cero resultados en mis esfuerzos… Para esta época debía estar lejos de aquí y estoy pensando en irme sólo a ese pueblo a recordar la vida fácil que me ofrecieron las pepas, los porros y el alcohol…

Hoy me compraré un CupCake y trasnocharé con RedBull y CocaCola. Al CupCake le pondré tu nombre. 

- Sofía.  


miércoles, 5 de marzo de 2014

El circulo cromático de los daltónicos

Mentir es una definición simple en contextos complicados. 
Decir o manifestar lo contrario de lo que se cree, sabe o piensa. - RAE

En realidad es una defección fácil, es ausencia de la verdad…Lo complicado son sus contextos, sus sabores, sus matices y lo peor de todo; sus consecuencias. 

Las personas que dicen que no pueden mentir son las más mentirosas, son un grupo de gente que se jura superior a nosotros - los honestos mentirosos- porque tienen esta política de decir lo que consideran verdad y acomodar sus consideraciones para que entren en este paradigma. Eso es ESTÚPIDO. Mentir está en la sangre, en la piel, hace parte del desarrollo de la personalidad. 

Mentimos al despertarnos, al contestar el teléfono, al escribir, al sonreír… Mentir es normal en algunos contextos, pero ¿Qué define el contexto de la mentira?

Cuando era muy pequeña mis padres me inscribieron a clases de teatro, era una persona extrovertida y sociable, en algún punto todo cambió y la gente empezó a abrumarme con su infinita estupidez y ganas de hacer parte de un grupo social. Pero de esa experiencia infantil adquirí uno de los dones más grandes de la vida: Ser buena mentirosa. He probado que puedo mantener mentiras inimaginables por años, mentiras de tamaños descomunales. El problema de estas mentiras es que son condicionadas, a mi no me hacen daño, son mentiras que no me van a rebotar en la cara y a romperme la nariz, son mentiras que si se descubren sólo me van a generar un cambio minúsculo y tal vez una incomodidad pasajera, son mentiras ajenas. 

Actualmente trabajo en modificar verdades, decir mentiras y modificar verdades es diferente. Decir mentiras es inventar, innovar, crear. Por otro lado, modificar verdades es tomar un hecho real y moldearlo pacientemente en el cerebro para que no haga daño, para que no se clave como una daga en las neuronas y deje cicatrices del tamaño del cráter de Chicxulub, modificar las verdades es un proceso lento, complejo y doloroso. 

Independiente de mi pobre talento para modificar verdades está el de decir excelentes mentiras. Las mentiras fluyen a través de mi cerebro, se deslizan por mis labios y seducen oídos extraños escuchando versiones convenientes de mis fantasías. Entonces me doy cuenta que mentir es fácil para mi… ¿Y si lo es para todos? 

El contexto de la mentira no es blanco y negro, tiene una escala de grises tan variada que raya con lo cromático y es totalmente relativo. Hay personas que ven más blancos, otras ven más negros, otras no ven nada. Cualquier persona que me conozca sabe que soy daltónica en ese aspecto, para mi no existen matices, formas ni texturas, sólo comodidades, por lo que para mi pronunciar verdades es complicado. 

Salir de la "zona de confort" produce tornarse vulnerable, produce inestabilidad, miedo, ansiedad, tristeza e incluso ira. Abandonar las comodidades de la mentira es entrar en una zona más allá de nuestro control. No es fácil, mucho menos para alguien que le es sencillo engañar a la gente (sobre todo con respecto a lo que siente) y además es una perdida de tiempo. En mi caso particular mis verdades suenan más falsas que mis frases inventadas llenas de insanos razonamientos, para mi pronunciar una verdad es algo que no es muy natural y que me aterra, pero cuando lo hago la gente simplemente no cree en mi, tal vez por no entender de donde sale tanta sinceridad en mi, por ende es una perdida de tiempo, energía y verdades. 

¿Y si tenemos las verdades contadas? Hay teorías que dicen que nuestro tiempo de vida está determinado por el número de latidos de nuestro corazón, que tenemos un límite… ¿Podría ser así para el número de verdades que pronunciaremos en nuestra vida? Al igual que nuestro corazón, en la infancia las verdades van a mil y se estrellan contra muros no tan pendientes de nuestras palabras, de pequeños damos verdades crueles, reveladoras, incómodas. A medida que vamos creciendo se van agotando las verdades hasta desaparecer casi por completo, tal vez sabemos su verdadero valor y las atesoramos mejor. Si esto es así ¿Por qué gastar mis verdades en gente que no me cree?… 

Yo no creo en nadie, tal vez por eso nadie cree en mi. Es un juego fácil de jugar pero que sólo deja soledad, va agotando lentamente y consume todo en ti hasta que explotas y necesitas pagarle a alguien por que te diga la verdad, porque en un mundo de mentiras una verdad es una profesión. Y entonces cuando pagas sabes que las verdades son sinceras y forzosas, y no te basta, necesitas a alguien que escuche y pronuncie verdades no por dinero, sino por tener la misma necesidad tuya… ¿Será ese el éxito de las relaciones? Soy pésima para las relaciones así que he aprendido a leer y escribir con una sinceridad aterradora. 

Entonces la ausencia de verdad flota en el aire y las verdades salen con drama, lágrimas o sangre… Es un mundo de mentiras, por eso está si es una verdad. 

A decir verdad no sé como concluir este texto, lo escribí porque estoy molesta con alguien que no cree en mis verdades, tal vez le he dicho demasiadas mentiras y esas también están contadas… Creo que estoy más molesta conmigo por la necesidad que tengo de que crea en mi que con aquel idiota en el que estoy pensando… Igual así leyera esto no va a creerme. El cariño, las verdades y las sonrisas sinceras están limitadas… Y yo estoy aquí gastándolas con personajes de ficción que tal vez existieron y en pensamientos lejanos que se pierden sin cruzar la selva que nos separa. En todo caso no me voy a morir si nadie me cree, siempre me quedarán las mentiras, los libros y Cinnabon. 

Las verdades se pasan mejor con canela y Coca-Cola

(This is the blues- Volume 3)

- Lu

domingo, 16 de febrero de 2014

Chef Ejecutivo

- El man es un cafre y usted una perra.
- Usted también tiene moza. 
- Eso no me quita lo cafre. 
- Vea Goyo, si soy perra o no, es problema mío. 
- No, usted se metió con ese pendejo, también es problema mío. 
- ¿Por qué? ¿Está celoso porque no se lo ha podido culear o es que ese güevón es su novia?
- Susana, el man es el prometido de mi hermana. 

A Susana se le resbaló el vaso de las manos, rebotó en el suelo y se hizo trizas. El preciado ron que este contenía encontró su ruta de escape entre las grietas del piso de madera. 

Yo sólo los escuchaba hablar a lo lejos, para mi lo que pasaba era una mala película proyectada ante mis párpados y la realidad era una mezcla de cigarrillos, pepas y ron. Esa amargura me era ajena, pero un pedazo de mi cerebro seguía funcionando y se preocupaba por Susana. 

Yo sabía que eso iba a acabar mal pero no había calculado la magnitud del terremoto. Sabía que él no la tomaba en serio, sabía que Susana era un juguete y él un idiota que - como todos los idiotas - se cansa pronto de los juguetes. 


Susana había cambiado varias veces de carrera, había sido médica, y había decidido que ayudar a la gente es el don de las personas que les gusta darle sonrisas al público mientras comen con cuchara mierda recién cagada por un desconocido que apesta a miedo. Había intentado economía pero el dinero también sabe a mierda cuando toca estudiarlo sin tenerlo. Finalmente había llegado a gastronomía, donde su platillo favorito era la jugosa verga de uno de los  Chef que se paseaba entre la cocina y las piernas de alguna chiquilla. 

Todos sabíamos que ese chef se había ido a Argentina persiguiendo la hermana de Goyo, porque ella sólo le habría la boca para probar sus platillos y no se había dejado atorar la verga hasta la garganta. Todos sabíamos que Susana lloró la noche en la que él despegó detrás de ese par de piernas recatadas. Todos sabíamos que había vuelto un año después y había invitado a su cocina a por lo menos tres ex estudiantes, entre esas Susana. Pero había algo que sólo Goyo sabía: él y su hermana habían vuelto para casarse en esta ciudad de mierda, donde un español que lavaba baños en un Motel en su tierra es tratado como todo un chef. 

Sé que Susana me buscó en el piso y me abrazó, se acomodó entre mis brazos y lloró. Sé que la atoré a punta de pepas, ron y cigarrillo, y también sé que lo hice porque sabía como es ella una vez se vuela de este mundo. Sé que pusieron música romántica y bailamos, bailamos hasta que el cielo empezó a aclarar y sé que lo vimos cambiar de color en el balcón. 

Sé que le puse la cara mientras mirábamos al cielo y sé que ella metió tiernamente su lengua en mi
garganta, hasta que el odio la consumió y me besó con violencia, con rabia. Y con esa rabia me llevó hasta su cuarto, me arrancó la ropa y me mordisqueó con desespero mientras yo me abría paso entre sus piernas... Y así le hundí una parte de mí, con irá, con las manos amarradas y la boca llena de su clítoris... La volteé, con impaciencia la monté para obligarla a olvidar ese nombre. Todos los nombres.

Desperté, ella no estaba. Se estaba tragando a Sofía a besos en el baño. Sentí rabia, había olvidado a Sofía en medio de las pepas, había olvidado que estaba en el balcón. Entré, me duché y me fui.  

Ellas no querían sentir placer, sólo querían saber que se sentía morir de deseo. Ellas querían saber porque las vergas tenían tanto poder. Sofía se estaba vengando. Susana quería ser, sólo por una noche, el prometido de la hermana de Goyo. 


-Belcebú 

martes, 11 de febrero de 2014

El puré y la salsa de tomate.

No sé cuando fue la primera vez que escuché "First Day Of My Life" de Bright Eyes (http://www.youtube.com/watch?v=zwFS69nA-1w&feature=kp) - No sé muchas cosas de mi vida, tengo una memoria pésima-, tal vez era muy pequeña, tal vez tenía que estrellarme muchas más veces… Tal vez… 

El caso es que esa canción se ha vuelto realmente especial para mi, no sé en que momento pero ahora es muy especial. Seguro todos tenemos canciones así, los artistas las hacen para eso, para que todos sintamos una parte de la canción en nosotros. porque somos egocéntricos, porque creemos que el mundo conspira para hacernos reír… O llorar. 

Hoy soy la persona más egocéntrica del mundo, siento que todo conspira contra mí. Hoy soy egoísta y grosera, no quiero hablar con nadie, pero no quiero hacerme capullo de oruga para mañana ser una linda mariposa… Hoy no creo en cuentos de hadas, en para siempre, en dragones, monstruos y sueños. Hoy no creo en libros de ficción ni comedias desabridas. Hoy no creo en la salsa de tomate. 

El problema de las noches en las que uno no cree es que no tienen emoción, se llenan de esa sustancia pegajosa que resbala en las paredes y lo deja a uno atontado, como después de una migraña o una traba. Esas noches no son las más felices pero por lo general las que le siguen serán tristes, es un mecanismo para evitar realidades aplastantes que sólo le llenan la nariz de melancolía y los ojos de marihuana. 

Hay días en los que uno simplemente se levanta sin creer, en los que todo se mueve por inercia, en los que el chocolate no es dulce y las gomas se deshacen. Hay días para todo, para follar, para leer, para aprender, pero también hay días para nada, días que pasan porque les toca, porque el calendario los obliga, porque si no pasan que va a pasar. Pero los días que uno no cree son como el puré de papa frío, no saben a nada, no se sienten, no se disfrutan. Los días en los que no creo la comida se siente sin sal, el frío no congela y el calor no me aterra. 

Pero los días que creo después de ese día son peores, son fríos, salados, aterradores… Esos días uno siente que está triste porque sí y porque no, por la viejita que cruza la calle, el sol que calienta las plantas, la gente que se ríe… Entonces yo decido dejar de creer, casi permanentemente, porque es más fácil vivir con puré de papa que con un maldito plátano caliente metido entre el culo y
http://www.youtube.com/watch?v=zwFS69nA-1w&feature=kp
un hueco que no se llena ni con sexo.

Estaba yo así, pasando la vida como puré cuando sentí esa canción, en algún momento de la masa de papa ya la había escuchado, pero un día la sentí y recordé lo que era volver a creer, y no me refiero a creer en el amor ni esas cursilerías viscosas, a creer simplemente, a creer en las mariposas, las comedias, las mentiras que nos cuentan los libros y la salsa de tomate. 

Mañana no voy a querer creer, pero en dos días tal vez quiera hacerlo, tal vez escuche esta canción y lagrimee, y moquee y me ponga sentimental. Tal vez me tome una, dos, tres, cuatro, diez cervezas pero voy a seguir creyendo, y eventualmente me voy a dar cuenta que no hay nada tan poderoso como para no creer… Hasta que pase algo más… 

- Lu

domingo, 9 de febrero de 2014

Felices años 20

M:

Algún día irás a buscarme, cuando quieras hijos, boas e iguanas, y seguramente yo seguiré igual, por ahí, dando tumbos por la vida, o tal vez ya haya muerto.

Tal vez por inercia vengas a buscarme, o tal vez tengas una chica mejor frente a ti, con tetas más pequeñas, culo más grande y corazón con menos huecos. Tal vez ella tengo un bonito pelo rubio, rojizo o negro. Tenga ojos claros, los pezones del mismo color y no sea buena en la cama, o tal vez sea mejor. Tal vez ella quiera hijos, un perro, un bonito carro y acciones en el club. Tal vez ella sepa cocinar, coser y planchar, tal vez no le guste la cerveza y no le siente mal el vino. Tal vez sea una ama de casa ejemplar, una excelente profesional, sea muy ordenada y quiera cinco hijos, o seis. 

Tal vez se preocupe por tus caprichos, te compre libros y sacos, no vea Star Wars y esté en contra de la violencia dura y excitante de Tarantino. Tal vez se acuerde de todas las fechas importantes y tenga bonitos detalles contigo, se levanté temprano, se maquille, haga tu desayuno y se arregle el pelo. Tal vez te abrace cuando se lo pides y sea más importante para ella el abrazo después que el orgasmo antes. 

Y tal vez por eso, por ser tan perfecta, no la quieras. Tal vez me recuerdes con 20 años. Tal vez quieras organizarte con alguien que te desorganice la vida, para no sentir emoción sólo cuando eyaculas, para sentirte roto, para sentirte bien estando mal. Tal vez quieras organizarte con alguien que no le importé dormir con una iguana en la carpa, que odie los tacones y le guste el barro. Tal vez quieras a alguien que sepa la diferencia entre un perro y un Wokiee, y entre Hércules Poirot y Sherlock Holms. Tal vez busques a alguien roto, extraño, complicado... Alguien que llore porque le tiene eterno asco a su lengua, que se levanté a las doce del día buscando desayunar Vodka con jugo de naranja y se acueste a las 4 de la mañana después de tomar cerveza y buscar ranas en caños. Tal vez quieras a alguien que se muera por la ciencia y odie a la gente, alguien que sólo pida que la consientan cuando tiene cólicos y quiera tratar de programar. Tal vez no te guste el vino con gaseosa y te canses de arrumar tantos libros, pero tal vez eso no lo pienses cuando vengas a buscarme. 

Tal vez quieras a alguien no tan perfecto, alguien que no sea como esa que te solías comer que no se moría por nada, esa que sólo quería pasar los días o esa que le dolía la realidad de la gente. 

Tal vez no vivas el sueño americano junto a mí, no sepa hacer pasteles y nunca tienda bien la cama. Tal vez me ponga brava por cosas como que no me corre un programa o que no me dejan colectar especímenes para investigación. Tal vez me frustre porque se me olvidan los nombres de los bichos y no me acuerde de cuando me buscaste.  Pero si me buscas te prometo que eso va a seguir siendo así, no voy a gastar millones en llenar mi armario pero tal vez necesitemos una nueva biblioteca. No haré dieta y posiblemente no deje el cigarrillo, pero tampoco voy a dejar de decirte mentiras en las verdades.

Lo único que podría cambiar sería aprender a confiar, aprender a hablar contigo y tal vez  no ponerle a la boa tu nombre.  

-S. 

domingo, 2 de febrero de 2014

Querer no es para todos.

- ¿Sabes hace cuantos años no te veía querer una persona?.

"Querer es para maricas y pobres" me decía a mi misma cada vez que encontraba a alguien metiendosela hasta el ombligo a mi amiga, cada vez que le creía a una vieja y después otra me decía que ella afirmaba que yo era "más fácil que la tarea de un niño de primaria" y "más ilusa que un cristiano", cada vez que volvía a la casa con ganas de un abrazo y estábamos un libro, el vino, mi dildo y yo. 

-¿Cómo sabes que lo quiero? 
- Porque le diste ese te quiero. 

Querer a una persona es difícil, hay distintos "te quiero", está el "te quiero follar muy duro y quiero venirme en cualquier lugar que implique tu cuerpo", el "te quiero en este preciso segundo pero mañana tal vez no te querré", el "te quiero a medias porque quiero a tantos que debo dividirlo" y el "te quiero". Cuando uno quiere de verdad no va a querer siempre, cuando uno quiere de verdad va a volver a ver a la persona años después y aún va a haber algo, una chispa diminuta y estúpida que lo va a impulsar a abrazarla, pero no es ese cariño. Cuando uno quiere de verdad se condena. 

- ¿Él se va?
- Sí. 

Tengo la costumbre de querer cosas imposibles, como a alguien que vive en el otro extremo del planeta, alguien en quien no confió, alguien roto o alguien mentiroso. Esta vez es alguien que está lejos, un idiota que me cuida, en el que no confío y que se va. 

- Por eso lo quieres
- ¿Por qué se va lejos? 
- No, porque no está cerca. 

No tengo muchos amigos, nadie me dice la verdad. Nadie me ha regañado por no comportarme como una dama con un desconocido mientras me atragantaba con ron en el cuarto del lado, por poner el trabajo por encima del sexo o por no decirle a esa persona que la quiero aún sabiendo que la adoro, nadie excepto Goyo. Goyo es... Es Goyo, es bueno en la cama y con las borracheras, y malo en el resto de cosas que impliquen estar sobrio. Ahora mismo me analiza porque se cansó de esperar a Andrea y necesita ocupar su mente en problemas ajenos. 

Cuando Goyo dice algo serio es mejor escucharlo. 

-¿Y eso es malo? 
- Para ti es perfecto, pregúntale a él. 

- Lu 

domingo, 26 de enero de 2014

Un idiota llamado Mark.

No le importaba nada. Fumó su ultimo cigarrillo y buscó con la mirada un vendedor ambulante que pudiera llenar de alegría sus pulmones. 

Era alto, demasiado alto, con demasiada barba, demasiado blanco, boca demasiado pálida, ojos demasiado azules y pupilas demasiado negras. Vivía demasiado tiempo en mundos que no existían y gastaba demasiado dinero viviendo el ridículo lema "sex, drugs and rock and roll". Para vivir acorde usaba esa tarde una camiseta de Guns n' Roses y tenía los bolsillos llenos de pepas, esas que compran la felicidad. 

Yo lo había visto en sus épocas de gloria, vestido decentemente y salvando vidas en el internado a punta de acetaminofen e ibuprofeno. Lo había visto inyectarle suero miles de veces a Andrea, cuando Goyo se moría porque ella no reaccionaba después de las cantidades navegables de trago que había consumido. Lo había visto practicar un par de lavados gástricos mientras en el otro cuarto la gente se intoxicaba con pepas y polvo que había quedado en la alfombra. Yo lo conocía de esas épocas donde optaba por estar sobrio para afrontar los problemas al final de la fiesta, donde sólo fumaba narguile de limón y me daba las copas a mi para que yo fuera sociable y él fuera responsable. 

Yo lo conocí de esas épocas doradas de descontrol para todos menos para él. Le decíamos Harry porque tenía un parecido a Harry Potter y podía hacer magia con su pregrado en medicina. 

Harry y yo nos habíamos divertido hasta el cansancio. Habíamos hecho fiestas en la morgue y habíamos vuelto a los cadáveres voyeristas y fumadores usando lógicas como "El alcohol mata todo". Debo admitir que al principio me daba miedo que los muertos se alzaran en ira irracional por mostrarles el único placer terrenal por el que vale la pena resucitar, pero con el tiempo la apocalipsis zombie no llegó. La ira de dios se convirtió en un desenfreno ahogado en humo que con los meses se fue volviendo verde… Poco a poco mi curiosidad sacó de ese letargo a Harry y le mostró las delicias de la irresponsabilidad.

Con el tiempo fui yo la que decidí ser un poco responsable y él buscó un poco de felicidad artificial en frascos, pastas y humos tan mágicos como él. Por esos días tuvimos nuestra última fiesta, cantidades ridículas de sustancias nocivas se colaban entre las papitas y gaseosa que todo el mundo despreciaba. Entrar en el país de las maravillas con bandas sonoras como Nirvana, Haggard, Moody Blues y Pink Floyd. Pasada media noche la luna presumía de un color rosa irreal mientras yo la contemplaba atónita. La irreal luna empezó a hablarme con la voz de Arturo, la cara de Arturo. Los brazos de Arturo que se movían rápidamente alegando por mi estado, puteando a todo pulmón y sacándome de ese mar que habíamos apresado en la casa de Harry. 

Pasaron dos días de muerte para mí a punta de caldos, pastillas para el dolor de cabeza y gafas de sol en la casa de Goyo. Al tercer día, como resucitando de entre los muertos, Harry fue a buscarme, tenía aspecto de calavera. En medio de mi letargo no noté que sus padres habían llegado a la mañana siguiente y al ver la magnitud de la reunión decidieron que era tiempo de llevarlo a otras tierras para que se ahogara en otras culturas. Para que  le fuera más difícil encontrar la felicidad en sustancias que parecían enviadas por los dioses griegos. 

Y así, una mañana lluviosa Harry partió a librar una batalla contra el invierno de alguna tierra sin salsa, merengue ni champeta. Y así lo vi entrar a emigración, en silencio y sin despedirme. Y así pasó año y medio y tal como se fue, volvió. Trajo consigo el mismo silencio que grita "Tengo tanto que explicar".

Así estoy con él ahora, en un parque, fumando y viendo como sus ojeras se tragan sus ojos y sus pulmones gritan por auxilio. Su cerebro está medio dormido por el cigarrillo y la pastilla rosa que se acaba de meter. Un trago de Coca-Cola. Salud por las pastillas que nos dan felicidad artificial. Dos tragos de Coca-Cola. Salud por el ron que la acompaña. Tres tragos de Coca-Cola. Salud por los amigos que perdimos, el tiempo que matamos y las ilusiones que vomitaremos más tarde. 

Harry está en el baño, tal vez muriendo. Yo estoy en la habitación de la casa que rentó por un mes, pensando en una buena razón para que no hable más en español, para que no le hubiera dicho a nadie más que está aquí, para que yo aun tenga ropa y no me esté perdiendo en las tibias sábanas. Salió del baño. Yo entré, abrí la ducha, me quité la ropa y esperé a que el agua me ayudara a recobrar la lucidez. Harry entró y me recordó que alguna vez habíamos sonreído. 

Era temprano en la mañana, ya iba por la cuarta pastilla para el dolor de cabeza, el tercer cigarrillo y la segunda cerveza casi congelada. Harry se levantó, llegó a la sala, encendió un cigarrillo, me miró a los ojos y empezó: 

- No voy a volver a St. John's… Está embarazada. - Lo miré aterrada pero no pronuncié palabra, sabía que la única razón por la que él se había quedado en St. John's era por ella. Sabía que se había convertido en un romántico barato y sin remedio, de esos que se tiran del décimo piso por hacer sonreír a un pedazo de plástico con maquillaje y un par de tetas. Prosiguió - Tranquila, en la sangre del feto sólo hay una noche de tequila y los genes de alguien, otro idiota. Alguien llamado Mark. 

Me atraganté con cerveza… 

- Los cuentos de hadas nos dañaron la cabeza, pero existen cosas para arreglarla. - Armó un porro y empezó a fumar. Me levanté y lo sentí lagrimear, pero no podía hacer nada, le habían dado una puñalada en el orgullo y le perforaron el cariño. 

Sólo pude ofrecerle más sex, drugs and rock and roll.

- Lula


sábado, 11 de enero de 2014

Burbujas de vino


Ella buscaba detenidamente en su bolso, efectivamente se habían acabado los cigarrillos. 

- Dos cajetillas en dos días. - Reflexionaba Andrés.
- Yo me he fumado dos cajetillas… ¿Cuántas mujeres te has comido tú en estos dos días?
- No te pongas a la defensiva, sabes que he cambiado.
- Todos han cambiado, excepto yo… - Sofía miraba con tristeza el fondo de la copa de vino blanco. 
- Tu también cambiaste, eres más… Fuerte. - Andrés sabía a que se refería Sofía. 
- ¿Cuántos años llevamos de conocernos?
- Nueve. 
- ¿Cuántos años han pasado desde que todas esas personas junto a nosotros nos olvidaron? - Exhala nostalgia. 
- Yo aún no los olvido. 
- Yo tampoco. Tú al menos sabes llevar las cosas. - Para Sofía lagrimear delante de él no era problema. Andrés la tomó entre sus brazos. 
- ¿Por qué nunca tuvimos nada?.
- Nos dimos cuenta que éramos compatibles demasiado tarde… Para ese entonces ya éramos amigos.

Andrés terminó de preparar la cena, Sofía miraba por la ventana. Comieron en silencio, ambos sabían de memoria lo que pasaba por la cabeza del otro. Andrés siempre fue tierno, efusivo, alegre. Andrés lleva dos años sin recibir una llamada de Andrea pero aún así sigue afirmando que está en una relación. Andrés sabe que Andrea está en otra relación, que tiene a una persona más, a dos, a tres, pero no le importa, sólo quiere verla feliz. 

Se sirvieron más vino, una copa, dos copas, tres copas. 

- Sophie, ¿Un cigarrillo?
- Gracias Goyo… ¿Por qué empecé a decirte Goyo?
- No lo recuerdo… Seguro era una razón que sólo tu entiendes, como todas tus razones. 
- Hay algo que quieres decirme. -Sofía se prepara para un mar de lágrimas con nombre propio; Andrea.
- Hay algo que tu necesitas que te diga. - Andrés la mira con severidad. 
- Goyo… No sé de que hablas. 
- ¿Recuerdas a Arturo? 
- Todos los días de mi vida. 
- ¿Has pensado que habría pasado si Arturo… Qué habría pasado después? 
- Sí Goyo, después me habría tocado irme, me habría tocado arrugarme el corazón con las manos y retirarme. 
- ¿Por qué?
- Lo quería demasiado y él… 
- Sophie, ¿Alguna vez has pensado que él habría podido dejarla por ti?
- No, nunca. Nadie quiere empezar una relación así… 
- Sophie, mi pequeña bolita de queso azul, apestas a ternura… ¿No te das cuenta de lo que pasa aquí?. - Sofía lo miró con ojos grandes e inquisidores, no tenía idea de lo que estaba ocurriendo, no sabía hacia donde iba la conversación. Andrés entendió que ella no entendía.

>>Sophie, con Andrea empezamos una relación completamente sincera, yo sabía que ella… Ella nunca ha sido de una persona y yo tampoco, para ninguno de los dos sexo es sinónimo de amor, por eso no había problema que a pesar de nuestro noviazgo existieran otras personas en mi vida. Sin embargo para las otras personas yo tal vez sí era un problema. 

>> Mantener a alguien junto a ti no es fácil, requiere de paciencia y comprensión, para algunas personas también requiere cariño. Yo muchas veces sólo buscaba un rato de diversión, pero en casi todas las ocasiones las mujeres requieren de más que eso, muchas necesitan sonrisas, abrazos sinceros y ojos que brillen por ellas… Ahí conocí a Lina, una mujer hermosa, inteligente y extrovertida. Era la clase de mujer que se ríe duro y echa la cabeza para atrás para permitirle a la carcajada atravesar la amargura de todos. Lina era extraordinaria, pasaba horas hablando de música, amaba las notas musicales tanto como a su propia vida, tenía una pasión inigualable por los instrumentos y las historias… Lina - Andrés suspiró - Lina merecía alguien que la quisiera, que la quisiera completa. Yo la quería, yo la quise, inicialmente fue un poco, después un montón, un montón que ya no podía controlar. Un día Andrea me miró a los ojos y me dijo 
           - Tu quieres a alguien que no soy yo, yo a ti si te quiero, te amo y lo sabes, por eso necesitamos un tiempo.

>> Después de esto Andrea me dejó de hablar un mes, Lina seguía visitandome con la misma frecuencia, con sus apariciones sorpresivas llenas de chocolate, pizza y cerveza. Pasado el mes le conté a Lina lo que había sucedido con Andrea, ella simplemente respiró hondo, trató de contenerse pero se echó a llorar. 
           - Ya borracho me habías contado lo de Andrea, pero ahora que estás sobrio vas a recordar la conversación y voy a tener que aceptar la verdad. Si me amaras un poquito de lo que la amas a ella yo no sería la persona que se tiene que esconder de todo el mundo, que no te puede robar un besos y que no puede tomarte de la mano ni por error en un parque. 

>> Lina no dijo más, se quedó allí sentada junto a mi en la casa y lloró sin pena, sin orgullo, lloró como llora una niña chiquita cuando la asustan. Yo la abrazaba pero veía lo sola que ella se sentía, yo no estaba allí, ella se había encerrado en una burbuja para llorar. 
Willem Claesz Heda. Bodegón

>> Después de eso Lina se marchó, no la vi en mucho tiempo, no volvimos a hablar. La extrañe unos meses pero ella tenía razón, Andrea estaba por encima de ella, por encima de todo. Pasados unos meses la encontré saliendo de una librería, cuando la vi la costumbre me llevó a pensar que debía prepararme para que se me echara encima y me abrazara con fuerza, pero me saludó de lejos con una mirada nostálgica, tan nostálgica que me sentí en la obligación de perseguirla. Cuando la alcancé la abracé y al mirarla a los ojos tenía grandes lagrimas agolpandose contra los párpados… Tal vez Lina tenía menos tetas que Andrea, tal vez era menor, vivía aún con su hermano y nunca tenía dinero, tal vez Lina tenía muchas desventajas sobre Andrea pero merecía que alguien la quisiera como es debido. Hablamos un rato, nos tomamos un café y noté con angustia que algo en ella no andaba bien, algo se había quebrado y temí que no fuera algo sólo conmigo sino que hubiera roto algo tan adentro que no fuera la misma que me abrazaba en la mitad de una charla seria y me hacía perder la concentración mientras reía pícaramente entre dientes… Le debo a Lina un corazón y nunca podré pagárselo. 

- Es una historia muy triste Goyo… Yo no sabía…
- Hay una razón para que te cuente esta historia.
- Tal vez con Arturo habría sido igual, pero eso jamás lo sabré.
- Sophie, estás buscando a Arturo en los ojos de cada hombre que se te acerca… - Andrés temía decir esto. - Sophie, tal vez Lina y tú…
- Lina… Lina voy a ser yo. - Sofía había entendido.

Andrés no dijo nada y Sofía se sentó en el sofá, fumo varios cigarrillos antes de encontrar su propia burbuja, trajo consigo la botella de vino blanco y sintió que tenía ocho años y que alguien le había contado un cuento de terror tan espantoso que el final era un encuentro de su pequeño ser con el diablo.

Decidió ahogarse en su propia burbuja, bañarse en vino y atragantar sus sollozos en humo de cigarrillo. 

- Belcebú

Lejos

Volvió a leer el cuento corto. Ya lo sabía de memoria, pero le gustaba vivir en una vida que no era de ella. Cerró los ojos y se imaginó all...